La reciente aprobación del Instituto de Salud Pública de
Chile para el ingreso al país de Sativex, un remedio fabricado a partir de un
extracto vegetal de cannabis de uso terapéutico, podría allanar el camino a la
legalización del cultivo de marihuana para uso personal.

En Chile, la marihuana está en la "lista 1" de la
ley de drogas, que agrupa a "sustancias o drogas estupefacientes o
sicotrópicas, productoras de dependencia física o síquica, capaces de provocar
graves efectos tóxicos o daños considerables a la salud".
En un proceso largo y tortuoso, Heyder consiguió, con receta
médica y el patrocinio del Instituto Nacional del Cáncer, la autorización para
ingresar Sativex a Chile.
Ahora su preocupación es cómo pagar un tratamiento que, por
tres meses cuesta más de US$6.000: "Tengo que pedir limosna para un
medicamento", lamenta.
La esperanza de Heyder es que, al final de este período, la
legislación le permita acceso a un tratamiento más accesible.
"Los enfermos no podemos esperar: que hagan las leyes como
deben ser", dice Heyder.
Ni traficantes ni farmacéuticas
Ana María Gazmuri, especialista en terapias alternativas y
directora de la Fundación Daya, dice que el ingreso de Sativex a Chile, aunque
sólo sea para una persona, abre nuevos caminos para las terapias a partir de
cannabis.
"El Sativex es una alternativa que ojalá esté
disponible, pero incluso si se registrara, el precio es absurdo", dice.
Buscando generar a nivel local terapias lícitas y más
baratas a partir de cannabis, la Fundación solicitó junto al gobierno municipal
un permiso al Servicio Agrícola y Ganadero de Chile para plantar marihuana en
La Florida, una de las comunas más pobladas de Santiago.
¿Cómo se puede pedir plantar una droga calificada de
"peligrosa" por la ley? Gazmuri explica a BBC Mundo que la ley
vigente está "llena de ambigüedades" y que el cultivo puede
autorizarse sólo para investigación.
"Sería más fácil conseguir la autorización si la
marihuana no estuviera en la lista 1. Pero sabemos también que nadie perseveró
antes en los permisos para cultivar".
"Queremos trabajar en la elaboración de una mezcla de
resina con aceites puros, junto a un equipo médico, en una sociedad
público-privada y sin fines de lucro".
"Queremos generar terapias que lleguen a la gente de
verdad. No se trata de quitar el poder a los narcotraficantes para entregárselo
a las empresas farmacológicas", afirma a BBC Mundo.
Nueva política de drogas
En Chile, la marihuana ocupa el mismo lugar que el opio, la
cocaína y la heroína, cuyos remedios derivados sí están registrados en Chile y
se usan, con recetas retenidas, para tratar, por ejemplo, el dolor en pacientes
con cáncer avanzado.
¿Por qué los derivados terapéuticos de cannabis podrían
llevar a legalizar la marihuana? La Fundación Daya explica que los derivados
medicinales de los opiáceos son sintéticos, la cannabis en cambio, tiene un uso
medicinal, "incluso sin transformarla".
"Por eso es importante el ingreso de Sativex, porque es
un extracto de la cannabis misma", dice Gazmuri.
"Hace décadas pasó algo similar con fármacos derivados
de la morfina. Los médicos tratábamos de evitarlo, daba miedo indicarlos",
declaró el subdirector del Instituto Nacional del Cáncer en Chile, Ronny Muñoz.
"Pero desde el punto de vista científico, es un
derivado de la planta de marihuana que tiene una acción terapéutica conocida,
que no debería ser usada en una gran cantidad de pacientes, pero que tiene un
uso terapéutico".
Claudio Venegas, director de la revista "Cáñamo" y
activista por la legalización de la marihuana, cree que esta decisión abre una
opción para cambiar la ley de drogas y permitir el auto cultivo.
"Peleamos por una nueva política de drogas. El tema no
empieza y ni termina con el uso medicinal. En el caso de las terapias hay una
urgencia para quien lo requiere. Pero nos interesa que se regule el acceso a la
marihuana independiente de los fines para los que se utilice", dice
Venegas, quien acompañó a Cecilia Heyder en más de 10 meses de trámites.
"Bienvenidos sean los fármacos elaborados, pero esa no
es nuestra reivindicación. En cualquier formato, los fármacos encarecen los
costos innecesariamente. Y se pueden producir en Chile".
Proyectando cifras del Ministerio del Interior, Venegas dice
a BBC Mundo que unas 10.000 personas pueden haber sido detenidas en el país
desde el 11 de marzo pasado, ya sea por tener, consumir o cultivar marihuana en
Chile.
"No hay forma lícita de abastecerse para usos
terapéuticos o recreacionales. Hay que recurrir al mercado negro, o arriesgarse
al autocultivo, y en todos los casos, se arriesga la detención", dice
Venegas.
"Algunos pueden pasar detenidos horas, días o años.
Depende de la discreción de quienes ejercen la justicia. Una nueva regulación
de drogas en Chile tiene que considerar el auto cultivo personal y colectivo de
marihuana", plantea.
Viviendo fuera de la ley
Las demandas por legalizar la marihuana han sido comparadas
en Chile a la aprobación del divorcio, tema que el país recién legalizó en
2004, con gran tardanza respecto al resto del mundo.
Pero a diferencia del divorcio a mediados del 2000, las
demandas por legalizar la marihuana, incluso para fines terapéuticos, todavía
encuentran resistencia en muchos países. En América Latina, sólo Uruguay aprobó
la legislación para la producción, venta y consumo de marihuana.
En Chile, sin embargo, organismos como la Fundación Daya o
el activista Claudio Venegas valoran un cambio de actitud en la nueva administración,
pese a que fue bajo el primer gobierno de Bachelet que la marihuana ingresó en
la lista de drogas más peligrosas.
"Al permitir el ingreso de Sativex, el Instituto de
Salud Pública reconoce que existen usuarios medicinales de marihuana y se ha mostrado
abierto no sólo a este tema, también al cultivo como forma de abastecimiento.
No es poco, pero no es suficiente", dice Venegas.
Públicamente, el director del Instituto de Salud Pública
(ISP), Ricardo Fábrega, no va tan lejos, pero cree que esta decisión abre la
oportunidad de trabajar con un comité de expertos que permita el registro de
remedios derivados de la marihuana, si los laboratorios así lo piden.
"Estamos iniciando un camino", dijo el director
del ISP a los medios. "Queremos es que los chilenos contemos con los
derivados de la marihuana como parte de su arsenal terapéutico".
La Fundación Daya estima que "en un cálculo
responsable, existen unas 50 mil personas que usan marihuana con fines
terapéuticos, para disminuir el dolor, acompañar la quimioterapia, en casos de
fibromialgia, esclerosis múltiple o dolencias asociadas a la tercera
edad".
Según la ley chilena, esas personas pueden comprar semillas
de marihuanas "de colección" en grow shops (tiendas de cultivo
personal) pero si las plantan, están cometiendo un ilícito.
"Y eso es lo más grave: la actual legislación empuja a
la gente a vivir fuera de la ley", dice a BBC Mundo Ana María Gazmuri.
"El punto para mí es la libertad individual, el
empoderamiento ciudadano; que cada uno pueda decidir cómo velar por su propia
salud".
Fuente: BBC Mundo