Se trata de un dispositivo que se conecta al corazón y
funciona a baterías. Esto permite mayor independencia a los pacientes que
pueden ser monitoreados en forma ambulatoria. Se trata de la primera
experiencia en población pediátrica en Argentina y la región y fue financiada
completamente por el sector público.
El día de su cumpleaños Juan –nombre de fantasía de un
adolescente bonaerense cuya identidad se preserva por decisión familiar–
recibió un regalo especial. Equipos médicos del Hospital de Pediatría
"Juan Garrahan" le colocaron un corazón artificial intratorácico e
intracardíaco que le permitirá tener una mejor calidad de vida hasta que
alcance la solución definitiva: el trasplante. Juan sufre una miocardiopatía dilatada
con alto riesgo de vida y por su estado crítico no hubiera resistido esa
operación aún cuando se dispusiera del órgano. Hoy, gracias a la novedosa
intervención, evoluciona favorablemente y en los próximos días será trasladado
a la Casa Garrahan, donde podrá tener una vida "normal" mientras es
monitoreado por profesionales del hospital.
"La operación es un hito para la salud pública
argentina y de todo el continente, y un hecho de profunda equidad social porque
a través de estas intervenciones complejas que son, al igual que los
trasplantes, la expresión de la más alta complejidad en medicina, se llega a
salvar la vida de quienes no tienen otra alternativa independientemente de su
origen o condición social", definió el ministro de Salud de la Nación,
Juan Manzur.
El novedoso dispositivo, que fue colocado por el equipo de
cirugía a cargo del Dr. Horacio Vogelfang, es el primero que se practica en un
paciente pediátrico de América Latina a través de una técnica que se realiza en
los establecimientos de salud más prestigiosos del mundo. Se trata de un
sistema de asistencia ventricular de flujo continuo que hace circular la sangre
reemplazando la parte enferma del corazón. El pequeño artefacto se coloca
dentro del tórax y el corazón, y de allí emergen unos cables que se conectan a
baterías eléctricas que el paciente porta en una riñonera.
La directora ejecutiva del establecimiento, Josefa
Rodríguez, consideró que "esto significa reafirmar la línea que venimos
marcando hasta ahora: garantizar la equidad y generar accesibilidad", y
añadió que "para que esto ocurra el hospital tiene que funcionar afinado
como una orquesta, con todos las áreas, desde compras hasta mantenimiento,
trabajando adecuadamente".
"Es un puente a la vida, y el primero de una segunda
generación de corazones artificiales que permiten mayor movilidad y
posibilidades de cierta externación a los pacientes", definió Vogelfang, jefe del Servicio de
Trasplante Cardíaco y Cirugía Vascular Periférica del Garrahan, quien consignó
que el aparato fue provisto por el Centro Único de Ablación e Implante de la
provincia de Buenos Aires (CUCAIBA).
"La decisión de garantizar la accesibilidad a las
prestaciones de alta calidad y complejidad de todos los niños es política de
Estado. En nuestro hospital es habitual que frente a la necesidad de un niño
los diferentes actores y decisores del sector público y, a veces también del
sector privado, articulen políticas para dar respuestas efectivas", indicó
Rodriguez.
Uno de los principales beneficios de este procedimiento es
que permite la atención ambulatoria del paciente, quien puede transitar el
periodo de espera del trasplante fuera del hospital y hasta en su casa con una
mejor calidad de vida. "Hay chicos que han llegado a estar dos años
conectados a un corazón artificial como el Berlin Heart –otro de los equipos
disponibles para estos tratamientos– y aunque el hospital hace un esfuerzo
enorme por dotar a los niños de una infancia normal, brindándoles sala de
juegos, gimnasio y hasta permitiendo cierta escolaridad, la internación era
inevitable", explica el cirujano.
Desde 2006, el Garrahan asiste a pacientes que esperan por
un trasplante en una situación clínica crítica y con diagnóstico de muerte
inminente. Desde esa fecha, se atendieron 30 pacientes, 18 de ellos llegaron al
trasplante mientras que tres permanecen con corazón artificial.
"Hasta ahora colocábamos los equipos Berlin Heart, que
son pulsátiles y neumáticos, donde un juego de aire y vacío genera el impulso
de la sangre y partes del dispositivo se ubican dentro del tórax mientras que
cánulas que se implantan en el corazón enfermo se conectan a bombas que están
fuera de la cavidad toráxica", explicó Vogelfang y agregó "es un
aparato del tamaño de un secarropas que por los controles y cuidados que merecen
los pacientes los obliga a estar internados".
El médico expresó que
"la posibilidad de realizar este procedimiento en un hospital
público como el Garrahan es un orgullo y
una garantía universal, ya que aquí se reciben y atienden chicos
independientemente de la condición social o si tiene obra social o no", al
tiempo que destacó "con la experiencia con el Berlin, estamos entre las 5
instituciones con mejores resultados del mundo".
De la operación, que tuvo una duración de 6 horas,
participaron además el doctor Gerardo Naiman –quien junto a Vogelfang concurrió
a un curso de capacitación en Oslo, Noruega, para interiorizarse en la técnica–
y otros dos cirujanos expertos, un británico y otro alemán.
"La evolución del paciente es muy buena y esperamos que
en un lapso de 45 a 90 días se le pueda ofrecer el trasplante", informó
Vogelfang y añadió que "el joven pasó a una sala común, hizo sus primeras
rehabilitaciones en el gimnasio y, pensamos que en pocos días, podrá salir del
hospital y ser monitoreado en la Casa Garrahan".
Respecto del diagnóstico, el especialista señaló que
"sabemos que el costo es tan alto que lo indicamos cuando el paciente está
en sus últimos momentos. Por eso hablamos de puente a la vida, porque hace que
el chico sobreviva y llegue al trasplante".
El caso
El chico tiene 15 años y es de Moreno, provincia de Buenos
Aires. Padece una miocardiopatía dilatada, con predominio de una mala función
del ventrículo izquierdo. El 10 de julio pasado se le practicó la intervención
tras haber desarrollado hipertensión pulmonar al 100 por ciento de la presión
corporal, cuando normalmente no debe superar el 20 por ciento. Los médicos
evaluaron que no estaba en condiciones de ser
trasplantado, y que si lo hacían se convertiría en candidato a un doble
trasplante: de corazón y pulmón.
La edad y talla del paciente facilitaron el procedimiento
que –estiman los profesionales– luego podrá ser replicado en pacientes de menor
peso. "Esto abre un camino", se esperanzó Vogelfang y recalcó que
"si bien el Incucai trabaja muy bien y procura órganos, los donantes de
corazón son muy escasos, y eso hace cada
vez más necesario este tipo de corazones artificiales".
El paciente se encuentra inscripto en emergencia, en la
lista de espera para trasplante cardíaco del Instituto Nacional Central Único
Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI).
Fuente: Ministerio de Salud de la Nación