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En América Latina y el Caribe, la
población trans padece altos niveles de exposición a violencia, al VIH,
problemas de salud mental y reproductiva, entre otros. El documento brinda
varias recomendaciones a los gobiernos, como emprender reformas legales y
realizar campañas para reducir el estigma. También ofrece datos de Argentina.
Pese a
los avances que registró la región, las personas trans aún constituyen una
población marginada, con considerables preocupaciones y problemas de salud,
además de un acceso muy limitado a servicios competentes de prevención y
atención de salud, según advierte la nueva publicación “Por la salud de las
personas trans. Elementos para el desarrollo de la atención integral de
personas trans y sus comunidades en Latinoamérica y el Caribe”, elaborada por
la Organización Panamericana de la Salud (OPS), con el apoyo de organismos
internacionales y entidades de la sociedad civil.
En la publicación, la OPS recomienda a los gobiernos
emprender revisiones y reformas legales que garanticen el acceso a la salud y
protección de la vida de las personas trans, capacitar al personal del sistema
legal en el tema, realizar campañas para reducir el estigma, asegurar que los
servicios de salud sean accesibles a las personas trans y crear mecanismos para
que los documentos de identidad reflejen adecuadamente la identidad de género,
entre otros. Argentina sancionó el año pasado una ley que reconoce este
derecho. El texto, que contó con la participación de la Red Latinoamericana y
del Caribe de Personas Trans, también brinda recomendaciones para decisores,
responsables de servicios de salud, agentes sanitarios, organizaciones de base
y asociaciones profesionales, entre otros.
El documento advierte que en Argentina existe una tasa de
prevalencia de VIH del 34% entre las personas trans, de acuerdo con un estudio
diseñado con la participación de la Asociación Argentina de Personas
Transgénero. En otra investigación se detectó que el 28% de 105 consultantes
trans de un sitio que efectúa pruebas del VIH en Buenos Aires dieron positivo
para el VIH, en comparación con un 6% entre las personas consultantes no-trans.
El bajo nivel educativo, el uso de alcohol y otras sustancias, así como una
historia de infecciones de transmisión sexual y el trabajo sexual fueron
significativamente más frecuentes entre las personas consultantes trans.
Los estudios realizados en Argentina también demostraron que
son comunes en las personas trans el uso de hormonas (61%) y las inyecciones de
rellenos de tejido blando (82%), como siliconas, según recoge la publicación.
Se observa además una alta proporción (64,4%) de personas trans sin ningún tipo
de educación superior y la privación de libertad, ya sea como resultado de una
detención o una sentencia, se perfila como una experiencia común. Un análisis
entre las personas trans de Argentina encontró, por ejemplo, que 89,7 por
ciento de las personas participantes habían sido detenidas en el pasado.
La situación de marginación se extiende a nivel global. De
acuerdo con un análisis realizado por el Proyecto de Monitoreo de Asesinato
Trans, 755 personas trans fueron víctimas de homicidios en el mundo entre enero
de 2008 y noviembre de 2011. De estos casos registrados, el 80 por ciento se
produjo en Latinoamérica. De todas formas, las diferencias estadísticas con
otras regiones pueden reflejar el hecho de que en la región se tome a las
personas trans como una categoría específica, a diferencia de otras zonas del
mundo. Sin embargo, la publicación sostiene que es de esperarse que las tasas
reales de violencia se extiendan mucho más allá del número de casos
registrados. La publicación contó con el apoyo de la Asociación Mundial para la
Salud Sexual (WAS) y la colaboración técnica de la Asociación Mundial de
Profesionales para la Salud Trans (WPATH, por sus siglas en inglés).
En síntesis, los principales problemas de salud documentados
hasta la fecha incluyen:
- Altos niveles de exposición a violencia verbal, emocional y física, incluyendo ataques fatales (crímenes de odio);
- Alta tasa de prevalencia de VIH y otras infecciones de transmisión sexual;
- Alto consumo de alcohol y otras sustancias psicoactivas;
- Efectos negativos de hormonas auto-administradas, inyecciones de relleno de tejidos blandos y otras formas de modificaciones corporales, incluyendo complicaciones por malas intervenciones de reasignación de sexo;
- Problemas de salud reproductiva
Fuente: Organización Panamericana de la Salud