Pese a que hay sólo un 35% de donación voluntaria, una
resolución oficial eliminó la obligatoriedad que tenían los pacientes de
conseguir donantes.
Si 1,5 millones de argentinos mayores de 18 años, en buen
estado de salud, donáramos sangre dos veces por año, los hospitales no tendrían
que salir a hacer colectas externas ni cruzar los dedos para que, cada verano,
sus bancos de sangre no ingresen en zona de riesgo por la disminución de los
donantes por las vacaciones.
Tampoco habría que preocuparse de que la escasez aumente por
la reciente eliminación de la obligatoriedad que tenían los pacientes de
presentar donantes. Sobre todo, sin haber garantizado una reserva suficiente de
donantes voluntarios.
El año pasado, el Plan Nacional de Sangre informó que sólo
el 35% de la donación es voluntaria. El 65% restante es "de
reposición".
LA NACION pudo conocer que ya hay hospitales y sanatorios en
los que se suspendieron cirugías por la disminución del stock de sangre y que
hospitales como el Clínicas, Fernández, Piñero y Penna, que sólo solicitan
unidades a los hemocentros en circunstancias excepcionales, esta semana
pidieron grupos sanguíneos de los más comunes. Un indicador de que faltan
donantes.
"Estamos en graves problemas en el sistema. Más de lo
que se preveía con la nueva resolución del Ministerio de Salud de la Nación. La
cantidad de donantes bajó y lo hizo de manera contundente", reconoció
Gabriela Dabusti, titular de la Asociación Argentina de Hemoterapia e
Inmunohematología (AAHI) ante la consulta de LA NACION.
Con 25 años de experiencia en la procuración de sangre y
hemocomponentes, afirmó: "Reemplazar un sistema de donación por otro de un
día para el otro no es posible sin consecuencias para los pacientes que
necesitan ser transfundidos".
Ayer, el Ministerio de Salud porteño estaba relevando online
la disponibilidad en sus hospitales. Cada semana, el sistema necesita 1800
unidades de hemocomponentes. "En este momento, estamos con la mitad, entre
800 y 900 unidades", precisó Noemí Lena, coordinadora de la Red de
Medicina Transfusional de la Ciudad. "Cubrimos la demanda terapéutica,
pero no con la tranquilidad de alcanzar los siete días", indicó.
Sobre la resolución ministerial, opinó que "no exigir
donantes no puede interpretarse como no pedirlos porque eso hace que disminuyan
aún más. En los 22 hospitales porteños con servicio de hemoterapia, cada cuatro
minutos un paciente recibe un hemocomponente. Se necesitan 400 donantes por día
para abastecer esa demanda", indicó Lena. Y agregó que para ayudar a
reponer esta reducción del stock, "es importante que la población tome
conciencia de la importancia de seguir donando sangre aunque no se lo
pidan".
En la nueva resolución, las autoridades sanitarias aconsejan
a los bancos de sangre "fomentar y realizar acciones para estimular a
pacientes y/o familiares" a elegir donar sin presiones y periódicamente.
Una cuestión de educación
La decisión de septiembre se tomó a pesar del desacuerdo de
los representantes de las provincias, los bancos de sangre y las entidades
profesionales en una reunión realizada en agosto pasado. La presidió Pablo
Kohan, subsecretario de Políticas, Regulación y Fiscalización del Ministerio de
Salud. Con esta medida, ya no habría más donantes llamados "de
reposición", sino sólo voluntarios. Una meta de la Organización Mundial de
la Salud que el país habría logrado cumplir contra reloj.
Para reemplazar este modelo por uno más seguro, como es el
de donantes voluntarios, la educación en la cultura de la donación desde la
escuela es "fundamental", según afirmó Dabusti. Y agregó: "Su
promoción debe ser masiva y no esfuerzos aislados de los especialistas o de las
instituciones con necesidades transfusionales.
En junio de 2011, durante la celebración del Día Mundial del
Donante Voluntario, los ministros de Salud y Educación acordaron incorporarlo
en la currícula escolar nacional. Nunca llegó a las aulas.
Para Silvia Arreghini, presidenta de la Federación Argentina
para la Donación Voluntaria de Sangre, "es urgente que ese acuerdo se
aplique. Que el Estado se ponga los pantalones largos para apoyar
definitivamente la política pública de donación voluntaria de sangre".
En su comunicado, la AAHI incluye dos diagnósticos:
"Existe (en la población) insuficiente motivación de la necesidad de
incorporarse a los programas de donación de sangre voluntaria" y "el
sistema se nutre en general del modelo de donación de sangre para reposición".
La donación voluntaria, altruista y reiterada (de
repetición) reduce la necesidad de hacer colectas externas y tener que pedir
donantes. "Optimizar el paso a un modelo de donante voluntario implica que
el Ministerio de Salud desarrolle políticas activas inmediatas que permitan
arribar paulatinamente al modelo pretendido", agrega la AAHI.
Eso es, también, parte del argumento con el que la
Asociación de Clínicas, Sanatorios y Hospitales Privados de la República
Argentina (Adecra) solicitó el lunes pasado a las autoridades sanitarias la
impugnación de la norma.
Un spot radial aún recuerda el desafío que el Plan Nacional
de Sangre lanzó en 2011: llegar al millón de donantes. Sigue pendiente.
Arreghini, que también preside la asociación civil Dale
Vida, coincidió con Dabusti: para que exista autosuficiencia habrá que trabajar
mucho. "Si se dejan de pedir donantes y la gente no se acerca a donar,
aparece un bache difícil de cubrir. Lo que hacemos no alcanza porque no tenemos
los medios suficientes. La sangre no se puede fabricar y, para tenerla, hay que
donar", insistió.
Roberto Fernández, director médico de la Fundación
Hemocentro Buenos Aires, que integra Adecra, señaló: "Hay algunas partes
de las resoluciones ministeriales de septiembre que nos está complicando el
trabajo". Esta semana recibieron pedidos de unidades de sangre de varios
hospitales porteños. "Esto nos dice que estamos teniendo problemas con no
pedir donantes. No se puede cambiar un modelo de un día para el otro. Estamos
de acuerdo con no exigir donantes para una intervención, pero aún no podemos
prescindir de los donantes de reposición", finalizó Fernández, que preside
la Cámara Argentina de Medicina Transfusional.
Un hábito que puede ayudar a salvar vidas
- Con los hemocomponentes (glóbulos rojos, plasma y plaquetas) de cada donante se pueden salvar tres vidas. De hecho, compartir la sangre es considerado un hábito saludable. Además de repasar el estado de salud del potencial donante con una evaluación clínica simple y un cuestionario, la sangre será analizada para detectar varias enfermedades de transmisión sanguínea, como el Chagas, las hepatitis B y C, la sífilis, la brucelosis y la infección por VIH.
- Para donar hay que cumplir con algunos requisitos: ser mayor de 18 años y menor de 65, gozar de buena salud, y tener un peso por encima de los 50 kilos. En el momento de la donación no es necesario estar en ayunas. Hay que recordar que deben transcurrir, al menos, dos meses entre cada donación.
- Se puede donar en todos los hospitales públicos de ciudad. Sólo hay que llevar el DNI, pasaporte o cédula de identidad. Para mayor información: www.dalevida.org.ar/donde-donar/. El Ministerio de Salud porteño realizará a partir del domingo 13 colectas en diferentes puntos de la ciudad. Más datos en bit.ly/1IpAEF6
Fuente: La Nación