Los datos fueron difundidos por el Ministerio de Salud en el
marco de un acuerdo con supermercados para disminuir la sal en productos
panificados. La reducción, lograda por la campaña “Menos sal, más vida”, evitó
eventos discapacitantes a unas 40 mil personas.
Los argentinos bajaron dos gramos su consumo diario de sal
desde 2011, lo que de acuerdo con las estadísticas implica haber evitado la
muerte de 4 mil personas y eventos discapacitantes en otras 40 mil. El
Ministerio de Salud de la Nación difundió esos datos en el marco de la firma de
un convenio con supermercados para disminuir la sal en panificados y demás
elaboraciones con harinas.
“Los números son contundentes: por cada gramo de sal que
bajamos evitamos 2000 muertes y que 20.000 personas tengan episodios
cardiovasculares, cerebrovasculares o renales, que pueden dejar secuelas de por
vida”, detalló el ministro de Salud de la Nación, Daniel Gollan. El funcionario
destacó que por este motivo “realizar acciones muy concretas que permitan la
disminución de la sal implica un impacto sanitario que si no (se realiza),
luego se termina convirtiendo en un muerto o en un enfermo, con todo el costo
familiar que eso traduce”.
Desde 2009, el Ministerio de Salud de la Nación desarrolla
una estrategia para la disminución del consumo de sodio conformada por
diferentes acciones, que van desde la concientización hasta la firma de
acuerdos con diferentes sectores clave para reducir la sal en los alimentos
procesados, así como con los panaderos, que se engloban bajo la consigna “Menos
sal, más vida”.
En este sentido, la cartera sanitaria confirmó que los
supermercados Carrefour, Jumbo, La Anónima y Libertad adhirieron a un convenio
de reducción del 25 por ciento del contenido de sodio en panes artesanales.
“En 2009 se estimaba que Argentina tenía un consumo de sal
de 12 y 13 gramos por día, muy superior a los 5 que son los recomendados por la
OMS/OPS”, sostuvo el director de Promoción de la Salud y Control de
Enfermedades No Transmisibles de la cartera sanitaria, Sebastián Laspiur.
De ese consumo, el funcionario detalló que “el 70 por ciento
proviene de los productos procesados” y precisó que “el pan constituye el
alimento que más sal aporta por el volumen de consumo”.
“Comenzamos entonces una estrategia para abordar todos los
frentes posibles. Lanzamos campañas de concientización, y a partir de 2011
hicimos un acuerdo con las cámaras de panaderos artesanales y fuimos
incorporando acuerdos con diferentes sectores de la industria alimentaria”,
detalló.
A la vez, en diciembre de 2013 se sancionó la Ley de
Reducción del Consumo de Sodio, por lo que aquellos alimentos que aún no habían
conveniado con el ministerio deberán adecuarse a los topes fijados por la
normativa.
A la hora de hacer un balance de todas estas acciones,
Laspiur describió que “en la Tercera Encuesta Nacional de Factores de Riesgo se
observó que entre 2009 y 2013 hubo un 31 por ciento menos de personas que
dijeron agregar sal a las comidas”. Otro indicador fue la disminución de la
venta de sal y el aumento de la venta de sal de bajo sodio. A su vez, los
productos que firmaron convenio fueron monitoreados por el Instituto Nacional
de Alimentos, que constató el cumplimiento de los compromisos asumidos.
“Todas estas variables nos permiten estimar que entre 2011 y
2014 hubo una reducción de al menos dos gramos de sal diaria por persona, lo
que si bien nos ubica todavía lejos del ideal de cinco gramos total, nos
muestra que estamos en buen camino”, indicó el funcionario.
Desde el 16 al 22 de marzo se celebra en el mundo la Semana
de la Sensibilización sobre la Sal.
Fuente: Página 12