lunes, 4 de mayo de 2015

Donar vida en vida

La donación de órganos conjuga lo más avanzado de la ciencia con lo mejor del ser humano que piensa en su prójimo.
  
Inmersos en lo cotidiano, muchas veces un síntoma de enfermedad basta para acomodar muchas cosas y volver irrelevante aquello que hasta entonces nos ocupaba.

Muchas de las dolencias que despreocupadamente pensamos que sólo afectan a otros, encuentran remedio en el trasplante de órganos. Con este fin, todos podemos donar vida en vida o bien instruir sobre el destino que elegimos darles a nuestros órganos cuando fallecemos.

Cada año, cientos de personas son diagnosticadas con enfermedades hematológicas como la leucemia, entre otras. ¿Cuántos de nosotros sabemos que se curan con un trasplante de médula ósea (CPH) que nada tiene que ver con la médula espinal? El procedimiento de donación sólo requiere una extracción de sangre y no encierra consecuencia alguna para el donante, pues ésta se reproduce sola naturalmente. Para que pueda utilizarse en trasplantes, se requiere un ciento por ciento de compatibilidad entre los perfiles genéticos del dador y el receptor, por lo cual, a mayor número de donaciones se potencia el aumento de posibilidades de vida para muchos.

Desde la creación en 2003 del Registro Nacional de Donantes de Células Progenitoras Hematopoyéticas (CPH), dependiente del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai), sólo 600 argentinos pudieron recibir un trasplante de donante no emparentado cuando no encontraban compatibilidad dentro del grupo familiar, algo muy común, pues sólo entre un 25 y un 30% tiene esta suerte.

Todos deberíamos extremar los controles, pues el 90% de los afectados por una enfermedad renal desconoce aún que la padece. En sus estadios más avanzados, requieren de regulares y agotadores tratamientos de sustitución por diálisis, que podrán ser de por vida si, por distintas razones, no pueden acceder al trasplante.

El procedimiento mediante el cual el periodista Jorge Lanata recibió recientemente un trasplante de riñón se conoce como swap o trasplante cruzado. Éste es el primer caso en América latina de donantes vivos compatibles no familiares: la esposa de Lanata donó a un joven y la madre del muchacho le donó al periodista. El intercambio renal propone un giro innovador dirigido a ampliar el universo de donantes al ofrecer a personas que no pueden recibir un riñón de un familiar o de un amigo la oportunidad de hacerlo a través de un intercambio entre parejas de donante-receptor incompatibles.

Las cifras son elocuentes. Más de 6000 pacientes aguardan un trasplante de este órgano según el Incucai, pero el tercio que cuenta efectivamente con un donante de riñón vivo dispuesto a donarlo no podrá recibirlo por algunas de las seis razones de histoincompatibilidad. Este ingenioso programa podría utilizarse en el diez por ciento de los procedimientos con donante vivo no relacionado, según expresó Pablo Raffaele, jefe de la Unidad Renal de la Fundación Favaloro, donde se realizaron las cirugías, durante su presentación junto a miembros de la Sociedad Argentina de Nefrología (SAN) y la Sociedad Argentina de Trasplantes (SAT). El swap podría beneficiar anualmente a unos 38 pacientes con insuficiencia renal crónica avanzada, esto es, unas 25 personas más que las 13 trasplantadas el año pasado. Permitiría triplicar las intervenciones.

Las donaciones de riñones cadavéricos requieren procedimientos inmediatos y sólo aseguran una sobrevida al trasplantado que puede alcanzar los diez años. Cuando el donante está vivo, en un trasplante cruzado, el riesgo de rechazo para el receptor se reduce y el órgano puede asegurar unos 20 años de vida, además de ahuyentar fantasmas sobre el eventual comercio, pues se trata de un intercambio de uno a uno.

El primer paso debiera ser el de conectar urgentemente las bases de datos de todas las instituciones sanitarias, para detectar un mayor número de compatibilidades. En 2012 el radicalismo buscó sin éxito impulsar la ley que habilite la donación cruzada de riñón, por lo que se debería retomar su tratamiento. En el caso de Lanata, debieron gestionar una autorización judicial.

Queda mucho por hacer. Desde estas columnas alentamos la toma de conciencia educando con campañas públicas y privadas, y a capacitar a médicos y auxiliares. La contribución de las redes sociales confirma que son aliadas imprescindibles a la hora de difundir una emergencia, pero debemos instar también a que la legislación contemple y facilite todos aquellos procedimientos que pueden salvar más vidas.

Un singular avance en la utilización de los servicios tecnológicos en el área sanitaria fue registrado recientemente en la provincia de Buenos Aires donde el departamento de Informática del Centro Único Coordinador de Ablación e Implante distrital (Cucaiba: www.cucaiba.gba.gov.ar) creó una aplicación para Android, dirigida al equipo de salud, que permite notificar al centro coordinador de trasplantes la presencia de un posible donante.

En lo que hace a la página del Incucai (www.incucai.gov.ar), ésta se actualiza de manera permanente y da cuenta de que, a la fecha, se realizaron más de 400 trasplantes de órganos en 2015, pero que son unos 7800 los pacientes que aguardan en lista espera. Cada uno de nosotros podemos apropiarnos solidariamente de este problema de "un otro" y donar vida en vida. El órgano más entrañable sigue siendo el corazón y la generosidad es su mejor expresión.

Fuente: La Nación