La donación de órganos conjuga lo más avanzado de la ciencia
con lo mejor del ser humano que piensa en su prójimo.
Inmersos en lo cotidiano, muchas veces un síntoma de
enfermedad basta para acomodar muchas cosas y volver irrelevante aquello que
hasta entonces nos ocupaba.
Muchas de las dolencias que despreocupadamente pensamos que
sólo afectan a otros, encuentran remedio en el trasplante de órganos. Con este
fin, todos podemos donar vida en vida o bien instruir sobre el destino que
elegimos darles a nuestros órganos cuando fallecemos.
Cada año, cientos de personas son diagnosticadas con
enfermedades hematológicas como la leucemia, entre otras. ¿Cuántos de nosotros
sabemos que se curan con un trasplante de médula ósea (CPH) que nada tiene que
ver con la médula espinal? El procedimiento de donación sólo requiere una
extracción de sangre y no encierra consecuencia alguna para el donante, pues
ésta se reproduce sola naturalmente. Para que pueda utilizarse en trasplantes,
se requiere un ciento por ciento de compatibilidad entre los perfiles genéticos
del dador y el receptor, por lo cual, a mayor número de donaciones se potencia
el aumento de posibilidades de vida para muchos.
Desde la creación en 2003 del Registro Nacional de Donantes
de Células Progenitoras Hematopoyéticas (CPH), dependiente del Instituto
Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai), sólo 600
argentinos pudieron recibir un trasplante de donante no emparentado cuando no
encontraban compatibilidad dentro del grupo familiar, algo muy común, pues sólo
entre un 25 y un 30% tiene esta suerte.
Todos deberíamos extremar los controles, pues el 90% de los
afectados por una enfermedad renal desconoce aún que la padece. En sus estadios
más avanzados, requieren de regulares y agotadores tratamientos de sustitución
por diálisis, que podrán ser de por vida si, por distintas razones, no pueden
acceder al trasplante.
El procedimiento mediante el cual el periodista Jorge Lanata
recibió recientemente un trasplante de riñón se conoce como swap o trasplante
cruzado. Éste es el primer caso en América latina de donantes vivos compatibles
no familiares: la esposa de Lanata donó a un joven y la madre del muchacho le
donó al periodista. El intercambio renal propone un giro innovador dirigido a
ampliar el universo de donantes al ofrecer a personas que no pueden recibir un
riñón de un familiar o de un amigo la oportunidad de hacerlo a través de un
intercambio entre parejas de donante-receptor incompatibles.
Las cifras son elocuentes. Más de 6000 pacientes aguardan un
trasplante de este órgano según el Incucai, pero el tercio que cuenta
efectivamente con un donante de riñón vivo dispuesto a donarlo no podrá
recibirlo por algunas de las seis razones de histoincompatibilidad. Este
ingenioso programa podría utilizarse en el diez por ciento de los
procedimientos con donante vivo no relacionado, según expresó Pablo Raffaele,
jefe de la Unidad Renal de la Fundación Favaloro, donde se realizaron las
cirugías, durante su presentación junto a miembros de la Sociedad Argentina de
Nefrología (SAN) y la Sociedad Argentina de Trasplantes (SAT). El swap podría
beneficiar anualmente a unos 38 pacientes con insuficiencia renal crónica
avanzada, esto es, unas 25 personas más que las 13 trasplantadas el año pasado.
Permitiría triplicar las intervenciones.
Las donaciones de riñones cadavéricos requieren
procedimientos inmediatos y sólo aseguran una sobrevida al trasplantado que
puede alcanzar los diez años. Cuando el donante está vivo, en un trasplante
cruzado, el riesgo de rechazo para el receptor se reduce y el órgano puede
asegurar unos 20 años de vida, además de ahuyentar fantasmas sobre el eventual
comercio, pues se trata de un intercambio de uno a uno.
El primer paso debiera ser el de conectar urgentemente las
bases de datos de todas las instituciones sanitarias, para detectar un mayor
número de compatibilidades. En 2012 el radicalismo buscó sin éxito impulsar la
ley que habilite la donación cruzada de riñón, por lo que se debería retomar su
tratamiento. En el caso de Lanata, debieron gestionar una autorización
judicial.
Queda mucho por hacer. Desde estas columnas alentamos la
toma de conciencia educando con campañas públicas y privadas, y a capacitar a
médicos y auxiliares. La contribución de las redes sociales confirma que son
aliadas imprescindibles a la hora de difundir una emergencia, pero debemos
instar también a que la legislación contemple y facilite todos aquellos
procedimientos que pueden salvar más vidas.
Un singular avance en la utilización de los servicios
tecnológicos en el área sanitaria fue registrado recientemente en la provincia
de Buenos Aires donde el departamento de Informática del Centro Único
Coordinador de Ablación e Implante distrital (Cucaiba: www.cucaiba.gba.gov.ar)
creó una aplicación para Android, dirigida al equipo de salud, que permite
notificar al centro coordinador de trasplantes la presencia de un posible
donante.
En lo que hace a la página del Incucai (www.incucai.gov.ar),
ésta se actualiza de manera permanente y da cuenta de que, a la fecha, se
realizaron más de 400 trasplantes de órganos en 2015, pero que son unos 7800
los pacientes que aguardan en lista espera. Cada uno de nosotros podemos
apropiarnos solidariamente de este problema de "un otro" y donar vida
en vida. El órgano más entrañable sigue siendo el corazón y la generosidad es
su mejor expresión.
Fuente: La Nación