En apenas una década creció casi el 130% el consumo de
clonazepam. Sólo de ese medicamento se venden casi un millón de comprimidos al
día.
Un cuartito de pastilla para dormir y media o tres cuartos
si los nervios están de punta. Un analgésico cuando el dolor de cabeza es
insoportable y otra pastilla para la gripe, para la acidez del estómago o para
aliviar las contracturas de todo el día. Sea la dolencia que sea, cada vez
tenemos más a mano una pastilla para contrarrestarla. Y todo por decisión
propia o por consejo de algún conocido. La tendencia de automedicarse crece a
pasos agigantados, tanto que desde el Sindicato Argentino de Farmacéuticos y
Bioquímicos informaron que unos 8 millones de argentinos ya recurren a
psicofármacos para superar trastornos de ansiedad, insomnio, nerviosismo o
estados depresivos, muchos de los cuales jamás fueron sugeridos por un
profesional.
Según datos de la consultora especializada IMS Health, la
venta de clonazepam -uno de los fármacos más utilizados para tratar ataques de
pánico y trastornos de ansiedad- creció un 132% a lo largo de la última década
en el país. Concretamente, el año pasado se vendieron 453.074.727 unidades de
esa droga contra las 194.895.219 comercializadas en 2004. La preocupación de
los expertos radica en que se trata de un ansiolítico cuyo uso es cada vez más
común entre personas jóvenes y sin supervisión profesional.
Problema en alza
“La automedicación es un problema grave y creciente”, se
alerta desde el Colegio de Farmacéuticos de La Plata. Su presidenta Graciela
Luján, además, cree que la idea de que un analgésico es un medicamento inocuo
agrava todavía más la situación. “Siempre tiene que existir una consulta previa
a un profesional -dice Luján-. De lo contrario, lo que se utiliza como un
beneficio puede terminar siendo un verdadero peligro para la salud”.
Según los registros de la Administración Nacional de
Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), hay algo más de 6 mil
fármacos distintos a la venta. Pero si se tienen en cuenta las diferentes
presentaciones, esta cifra se eleva a casi 15 mil. Sólo un 10% de estos
productos es de venta libre.
De acuerdo al Indice Nacional de Terapéuticas y Enfermedades
elaborado por IMS Health, dentro de la categoría de los tranquilizantes, las
mujeres consumen 68% mientras que los hombres, 32%. Claro que el tema no es una
cuestión de género ni de profesión. Ni siquiera ya parecería un tema de edad:
según los resultados del VI Estudio Nacional sobre Consumo de Sustancias
Psicoactivas en estudiantes de enseñanza media (2014) del Observatorio
Argentino de Drogas de la Sedronar, de hecho, el 5,9% de los estudiantes
declaró haber consumido al menos una vez psicofármacos (tranquilizantes y/o
estimulantes) sin prescripción médica y el 67,3% lo hizo antes de los 15 años.
Lo que revelan las estadísticas se confirma con números cada
día más alarmantes: según estudios oficiales, las consecuencias de tomar
remedios en forma incorrecta genera que el 15% de las consultas médicas sean
por esta causa y, lo que es peor, que el 5% termine en internación
hospitalaria.
“La automedicación con antibióticos u otras medicinas puede
traer graves consecuencias”, sostienen desde el Colegio de Farmacéuticos de la
Provincia, donde sus autoridades mencionan entre esas consecuencias a la
dependencia, encubrir otras patologías u ocasionar accidentes cardiovasculares
o gástricos si el uso es prolongado.
Un encubrimiento peligroso
“La mayoría de los antigripales, por ejemplo, contiene al
menos tres drogas combinadas, y una de ellas suele ser un descongestivo que
puede estar contraindicado si el paciente padece alguna patología
cardiovascular u otras, por lo que no es recomendable su consumo sin previa
consulta”, explica Mónica Moghames, miembro del Instituto de inmunooncología
Ernesto Crescenti.
La especialista precisó que muchas enfermedades, tanto
virales como bacterianas, pueden tener inicialmente síntomas similares, como
fiebre, dolor de garganta o de cuerpo, por lo que aclaró que “si hay
temperatura se puede tomar ibuprofeno o paracetamol para controlarla, pero lo
aconsejable es consultar con el médico para que realice un diagnóstico adecuado
e indique el tratamiento a seguir”.
Según la Organización Mundial de la Salud, alrededor del 50
por ciento de los medicamentos se prescriben, administran o venden
inapropiadamente, y el 50 por ciento de los pacientes no toma de manera
adecuada sus medicamentos.
En esta sintonía entra la mirada de Gloria Girardelli,
titular del servicio de Toxicología del Hospital de Niños de La Plata -donde se
reciben más de 2 mil casos de intoxicaciones medicamentosas por año- y quien
sostiene que de cada 10 automedicados, 7 son mujeres. “Muchas toman
medicamentos por cualquier dolor: una jaqueca, una contractura, un resfrío,
todo sin ningún tipo de consulta médica”, apunta Girardelli, para quien “la
automedicación no solo es motivo de intoxicaciones sino también de
encubrimiento de enfermedades que requieren atención médica: si se las
enmascara con fármacos inadecuados se puede llegar tarde al diagnóstico”.
Para Moghames, en tanto, “si tomamos antibióticos con mucha
frecuencia ayudamos a que las bacterias se vuelvan más complicadas de destruir,
ya que hay algunas cepas que no son eliminadas, sobreviven y se multiplican,
creando una resistencia que requerirá dosis más fuertes de antibióticos porque
los actuales dejan de funcionar”.
Ante la consulta sobre las publicidades de medicamentos que
prometen curas “mágicas” y “en 30 minutos”, la especialista apuntó que si bien
existen en todas partes del mundo, “el consumo de medicamentos
indiscriminadamente y sin prescripción médica es responsabilidad de cada uno.
En lugar de la automedicación deberíamos poner en práctica el ‘autocuidado’, es
decir, todo aquello que las personas hacen por sí mismas para restablecer y
preservar la salud o prevenir enfermedades, como alimentarse saludablemente,
hacer ejercicio y fomentar la buena calidad de vida”.
Fuente: El Día