La cantidad de personas fallecidas a causa de este mal
transmitido por un mosquito obliga a reforzar los recaudos y acciones para su
prevención.
Hasta el año en curso, la peor epidemia de dengue en nuestro
país había ocurrido en 2009. Hay que lamentar que 2016 haya ya superado con
creces la cantidad de enfermos de dicho mal, pues de según un reciente Boletín
de Vigilancia Epidemiológica se han comprobado en lo que va de este año 76.803
casos en nuestro territorio, un 53% más que siete años atrás. Los pacientes
fallecidos en 2009 fueron cinco; en lo que va de este año, esa cifra subió a
11.
Debe agregarse que, para completar el estudio de los meses transcurridos
en el año actual, todavía resta analizar el 18,6% del total de las
notificaciones emitidas. Otra información adicional de importancia es que,
desde junio pasado, no se han registrado nuevos casos por transmisión local del
virus, de modo que quienes contrajeron el dengue en este lapso se infectaron en
el exterior, el mayor número en Brasil, adonde viajaron desde la estación
estival alrededor de 2,5 millones de argentinos. En el país vecino, hasta julio
se habían producido 1,5 millones de casos.
En territorio argentino, los primeros brotes del mal se
registraron en las provincias de Misiones y Formosa. El primero de esos
distritos evidenció la mayor cifra hasta hoy, con 22.979 casos; Formosa, en
cambio, tuvo 1694 en el mismo período, un número comparativamente bajo que
llamó la atención, pero que luego se explicó dando a conocer que pronto se
dejaron de contabilizar los enfermos "para poner el acento en la
eliminación del mosquito que transmite la enfermedad", explicación sin
duda insatisfactoria. Oficialmente, es la provincia de Buenos Aires la que
sigue a Misiones por el número de casos (13.120 enfermos) y luego la Capital
Federal (11.157 enfermos). Cabe señalar que en Misiones se atribuye a la
acumulación de basura y chatarra la multiplicación del dengue y de los
mosquitos, razón por la cual vecinos de Posadas reclamaron la ayuda del Estado
para eliminar los focos de infección.
Es oportuno señalar que la epidemia actual ha revelado tres
picos máximos de casos coincidentes con los días del recambio turístico: del 24
al 30 de enero, del 21de febrero al 5 de marzo y del 3 al 9 de abril. En los
estudios realizados por el Grupo de Estudios de Mosquitos (GEM), en el área de
Economía, Genética y Evolución de la UBA y del Conicet, con relación al problema
comentado, se considera que la epidemia actual es consecuencia de "un
desorden ambiental" que resultó favorable para la multiplicación del Aedes
aegypti. En efecto, los recipientes con basura, al acumular agua, se convierten
en medios que favorecen la formación de verdaderos "criaderos de mosquitos
en nuestras ciudades, poniendo en riesgo la salud de los habitantes". Así
lo señalaron los investigadores Nicolás Schweigmann y Nora Burroni, del GEM, y
Raquel Gleiser, Gustavo Rossi, Hernán Solari y Corina Berón, pertenecientes a
centros y laboratorios del Conicet. Según señalan los científicos, hay una
estrategia reproductiva del Aedes al generar enormes excedentes de
huevos".
Es indispensable, por lo tanto, la eliminación de los
criaderos, pues su permanencia mantiene el riesgo de periódicas epidemias. El
problema fue tratado en Tucumán, durante una reunión de ministros de Salud,
presidida por el titular de esa cartera en el orden nacional, Jorge Lemus.
Entre otros temas, se consideró la necesidad de actuar para la eliminación del
mosquito, a través de acciones que permitan el control de su reproducción.
Por otro lado, es fundamental la investigación científica
que se está llevando a cabo en distintos institutos y universidades de nuestro
país, generando un mayor conocimiento sobre el tema que permita el control de
la epidemia a corto plazo. La Sociedad Argentina de Virología está organizando
un importante congreso de la especialidad por desarrollarse en diciembre en
Buenos Aires. Se trata de un ámbito destacado para la actualización y el
intercambio científico que requiere el combate contra el dengue y otros virus
que afectan la vida de las personas y su ámbito, tales como el zika, la aftosa,
la rabia, la influenza y el VIH, entre otros.
La grave experiencia de este año debe servir para que el
Estado y la población, las escuelas y los medios de comunicación informen y
actúen para evitar la formación de criaderos de Aedes, ya sea en las casas que
se habitan como en los barrios donde se vive, en los terrenos baldíos y en los
jardines y parques de la ciudad. Es una tarea que llama a la colaboración
general, para beneficio de todos.
Fuente: La Nación