El aumento se registró en la última década, según la
Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva. Advierten que muchas lo hacen
después de los 35 años, lo que reduce la efectividad.
En los últimos diez años aumentó exponencialmente la
cantidad de mujeres que optan por la maternidad pese a no tener una pareja.
Esta tendencia se da en paralelo a otra: cada vez más mujeres priorizan su
desarrollo personal y profesional antes que la maternidad, lo que implica que
el reloj biológico sigue corriendo, muchas veces sin que se le preste la debida
atención. Son, tal vez, dos caras de una misma moneda.
Según datos de la Sociedad Argentina de Medicina
Reproductiva, a partir de 2006 se registró una curva de crecimiento sostenida
de la cantidad de mujeres que decide ser madres solteras. Tanto que antes de
2006 sólo 6% de las mujeres que recurrían al banco de esperma lo hacían solas. Actualmente,
es un 30%, es decir que se quintuplicó el número. “Es una tendencia social:
como la mujer ya no forma una pareja consolidada tempranamente, busca acceder a
la maternidad a través del banco de esperma. Son mujeres que sí han tomado
conciencia de la competencia del óvulo y recurren al banco porque saben que el
reloj biológico les corre en contra”, afirma la doctora Stella Lancuba, médica
especialista en Salud Reproductiva y vicepresidente de la Sociedad Argentina de
Medicina Reproductiva.
Pero al mismo tiempo, “la tendencia a la utilización del
banco es después de los 35 años”, dice la especialista. "Tal vez son
mujeres que han tenido pareja previa, pero por algún motivo no han podido
llevar adelante el proyecto hijo. Hay un alto porcentaje de mujeres de más de
40 años, que terminan haciendo tratamiento con ovodonación vinculada a banco de
esperma”, añade la médica.
Por su parte, el doctor Sergio Pasqualini, director
científico de Halitus Instituto Médico, dice que no todos los días se ven
chicas jóvenes (como sucedió por ejemplo con Juana Repetto) que deciden encarar
la maternidad en soledad. Y coincide en que muchas veces, las mujeres se
acercan a consultar “cuando ven que se les pasa 'el cuarto de hora'”. Pero en
su caso, observa que “llegan a la consulta ya con pocas posibilidades, y cuando
uno les dice que lo mejor es recurrir a la donación de óvulos, o pregunta por
el entorno, muchas veces desisten”, afirma el especialista.
“En nuestro talleres tenemos muchas madres solteras. Más
desde que está la ley 26.862 de fertilidad (2013), que amplió la posibilidad de
la maternidad a parejas de mujeres y que reconoce la maternidad como un
derecho, no sólo en caso de enfermedad”, afirma Gisela de Antón, presidenta de
la Asociación Civil Concebir, y madre de una nena de un año y medio gracias a
técnicas de reproducción asistida.
En el mes internacional del Cuidado de la Fertilidad, desde
las asociaciones y profesionales vinculados al tema quieren concientizar,
principalmente a las mujeres, sobre la importancia de atender al reloj
biológico. “La mujer no suele tomar conciencia de esta situación. Todavía se
vincula el cese de la función reproductiva con la menopausia, es decir, los 45
años o más, pero eso es un error”, advierte la especialista. De hecho, según
los últimos estudios internacionales sobre el tema, para que una fertilización
cuente con una efectividad mayor al 90%, los óvulos deben ser vitrificados
antes de los 29 años. Si la mujer vitrifica entre los 30 y los 35, la tasa de
éxito cae al 45%. Y si lo hace después de los 35 años, la chance se reduce a
menos del 30%.
“Los médicos ginecólogos deberían advertir que a los 35 años
hay una caída importante de la calidad de los óvulos. En ese sentido, vemos que
hay cierta desconexión entre ginecólogos y médicos de fertilidad”, dice De
Antón. “Las mujeres hoy hacemos de todo, pero nuestro reloj biológico tiene
fecha de vencimiento”, añade.
Lancuba observa además que hay un “alto porcentaje de
parejas que vienen después de los 38 años en la búsqueda de un hijo”. Esto es,
en un momento en que los óvulos de la mujer ya no están en su mejor momento.
“La realidad es que el 90% de las mujeres que logran un embarazo después de los
41 años, lo hacen por ovodonación. Y eso no se comunica, porque la mamá no lo
dice. Entonces la población cree que esos niños son nacidos de óvulos propios,
pero eso no es así. Hay un límite biológico”, afirma la especialista. “Lo ideal
sería vitrificar a los 30 o tener hijos a edades más tempranas. Promovemos
guardar lo saludable, en pos de una mayor salud fetal y de la madre”, agrega.
Según datos de la Dirección de Estadísticas y Censos de la
Ciudad, en 2015 la mitad de las mujeres porteñas tuvo hijos entre los 30 y 39
años. En 1990, la mitad de las porteñas los había tenido entre los 25 y los 34.
Lo que no cambió entre 1990 y la actualidad, es la fecha de vencimiento del
reloj biológico femenino, que mantiene el mismo tic tac.
Fuente: Clarín