Ayudaría a un 20% de los hipertensos con la presión; son
cinco medidas con las que más de 800.000 adultos podrían reducir uno de los
principales factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares, renales y
ACV.
En nuestro país, más de 800.000 hipertensos con la presión
sin controlar podrían normalizarla con cinco medidas económicas a cargo de
promotores de salud entrenados y una inversión del sistema de salud de unos $
100 más por mes por paciente de lo que paga hasta ahora.
En la Argentina, uno de cada tres mayores de 18 años es
hipertenso, lo que equivale a 9.261.116 adultos. Un 58% está en tratamiento, lo
que quiere decir que hay un 3,9 millones de hipertensos. Según la última
Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (2013), esta enfermedad y, a la vez,
factor de riesgo, afecta al 38,5% de los hogares de bajos ingresos y al 29% de
las familias con mejores ingreso.
En un estudio sobre casi 2000 pacientes de bajos ingresos,
ese enfoque combinado logró que un 20,6% de los participantes con hipertensión
disminuyera sus valores de presión a menos de 140-80 mmHg.
El secreto, de acuerdo con el trabajo publicado por la
Journal of the American Medical Association (JAMA), estaría en los cinco
componentes de esta estrategia y su aplicación simultánea. "A las
enfermedades complejas (como la hipertensión) hay que abordarlas con
intervenciones complejas. La combinación de estas medidas produce mayores
efectos que la suma de medidas individuales aisladas", asegura Vilma
Irazola, coautora del estudio y directora del Departamento de Enfermedades
Crónicas del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS).
Cómo es el programa
El programa está a cargo de un promotor de salud o agente
sanitario entrenado en el control de la presión. Luego de orientar al paciente
y su familia en cómo modificar hábitos, tomarse la presión y usar los fármacos
indicados, los pacientes reciben gratuitamente un tensiómetro y un pastillero
para no saltearse los medicamentos durante la semana.
El promotor los visitará durante una hora cada dos o tres
meses para repasar los cambios y, a través de mensajes de texto
individualizados, se reforzarán los consejos del promotor y se motivarán los
cambios.
Finalmente, está la capacitación online y presencial de los
médicos de atención primaria en el manejo de la hipertensión para revisar los
registros de la presión de cada paciente que le entregan los promotores y
ajustar el tratamiento según sea necesario.
El estudio se hizo en 18 centros de atención primaria de
cinco provincias: Buenos Aires, Misiones, Tucumán, Entre Ríos y Corrientes.
Participaron 1954 pacientes de bajos ingresos y sin cobertura; 1432 eran
hipertensos, tenían 56 años en promedio y ninguno tenía la presión bien
controlada, lo que aumentaba el riesgo de complicaciones cardiovasculares y
cerebrovasculares. El resto no era hipertenso, lo que le permitió a los
investigadores del IECS y de la Universidad de Tulane, de los Estados Unidos,
comparar los resultados.
El equipo organizó dos grupos: 743 pacientes usaron la
estrategia combinada y 689 pacientes accedieron al tratamiento clínico habitual
con antihipertensivos. El primer grupo tenía valores de presión promedio más
altos que el segundo (151,7/92,2 y 149,8/90,1 mmHg).
En un año y medio, hasta octubre del año pasado, el trabajo
de los promotores resultó más efectivo que el tratamiento convencional, al
reducir la presión sistólica (máxima) unos 19,3 mmHg y la presión diastólica
(mínima) unos 12,2 mmHg, lo suficiente como para salir de la zona de riesgo con
valores más cercanos a los 130-80 mmHg recomendados. La diferencia con el
tratamiento habitual fue de 6,6 mmHg para la máxima y de 5,4 mmHg para la
mínima.
Al final del estudio, el 20,6% de los hipertensos que había
trabajado con los promotores tenía valores normales de presión. "La
aplicación a mayor escala de esta intervención, de probada eficacia en países
de medianos y bajos ingresos como la Argentina, debería traer aparejada una
reducción sustancial de la hipertensión mal controlada y la enfermedad
cardiovascular asociada", escriben los autores. Además, para Irazola,
"no hay dudas" de que el modelo se podría trasladar a otras
enfermedades, como "la diabetes, entre otras efermedades crónicas".
Más de 9 millones de hipertensos en Argentina
En el país, la hipertensión es un problema de salud pública
grave: 9.261.116 mayores de 18 años -uno de cada tres adultos- convive con esta
enfermedad, que a la vez es un factor de riesgo de complicaciones que producen
muerte o discapacidad prematura, como el infarto, el ACV o la insuficiencia
renal.
Pero sólo un 58% recibe tratamiento, según la última
Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, que es de 2013. El 42% restante, o
3.889.669 de adultos, no tiene la presión controlada. Si este programa se
aplicara sobre esa población, por lo menos 801.272 hipertensos normalizarían
sus valores de presión en 18 meses y con un costo para el sistema de salud de $
1746 más por persona que con medidas aisladas. "Es una intervención muy
costo efectiva", afirmó la autora.
Un estudio epidemiológico en zonas rurales y urbanas de 17
países, incluida la Argentina, dio cuenta en 2013 de que apenas un tercio de
los hipertensos en tratamiento tiene valores normales de presión, según se
publicó, entonces, en la revista JAMA. Por lo tanto, la población que podría
beneficiarse podría ser aún mayor.
Para un grupo de editorialistas dirigido por Mark Huffman,
del Departamento de Medicina Preventiva de la Universidad de Northwestern,
Estados Unidos, los nuevos resultados "demuestran que existe una
intervención efectiva, comunitaria y dirigida por agentes sanitarios, que
debería ser parte de cualquier programa de los sistemas nacionales de salud
para lograr esas metas tan ambiciosas, incluidos los países de altos ingresos".
Fuente: La Nación