Participaron las principales asociaciones médicas
involucradas en la práctica y el Gobierno. Qué cambios implica para los
pacientes y los profesionales de la salud.
El fallecimiento de Débora Pérez Volpin en febrero de 2018
generó angustia en la comunidad y puso la lupa sobre una práctica médica común:
la endoscopía. Por eso resulta de gran interés la publicación en el Boletín
Oficial de las "Directrices de Organización y Funcionamiento de Unidades y
Servicios de Endoscopía Digestiva", a fines de marzo de este año.
El trabajo -vale aclarar- no es nuevo, sino que llevó dos
años de discusión y consenso por parte de un grupo multi e interdisciplinario
de expertos, en conjunto con autoridades del ex ministerio de Salud de la
Nación, que realizó la convocatoria.
Aunque el documento no es reglamentario -por ahora delinea
una serie de recomendaciones sobre el marco de un proceso seguro-, los
especialistas coinciden en que es un primer paso hacia un cambio de paradigma
en la endoscopía digestiva en el país.
El Dr. Leandro Di Paola (MN 117.508), integrante de ENDIBA
(Endoscopistas Digestivos de Buenos Aires), detalla: "Esta práctica no es
reconocida como una especialidad médica por el Secretaría de Salud de la
Nación. Es decir que hoy no hay reglas claras sobre quién está en condiciones
para realizarla. El mayor aporte de este documento es poner en discusión la
formación académica y habilidades técnicas. La verdadera discusión hay que
darla en el ámbito de la competencia profesional".
La Dra. Carina Sequeira (MN 101714), miembro de la
Asociación Argentina de Cirugía y coordinadora de la subcomisión de endoscopía
flexible, agrega: "Este trabajo conjunto resultó en pautas de organización
y funcionamiento de la planta física, los recursos humanos, el equipamiento y
parte del marco funcional. Las ocho instituciones participantes afirman su
compromiso de marcar o inferir cuáles son las instancias de formación que
solicitarán a los colegas que realizarán el procedimiento: gastroenterólogos,
cirujanos generales, gastroenterólogos pediátricos y cirujanos pediátricos.
Apuntamos a garantizar algunos puntos concretos, como la calidad, la seguridad
en cuanto al diseño institucional y la disminución de los eventos adversos para
el paciente".
"Los profesionales de la salud deben formarse en la
técnica, el criterio clínico de diagnóstico, en liderazgo y -principalmente- en
trabajo en equipo. Queremos instar a una mejora en cada una de las fases. Esto
es un mensaje para los colegas actuales y los que vendrán", concluye
Sequeira.
En este mismo sentido, Di Paola resalta que de la mesa de
debate colaboraron las sociedades de Endoscopía, Gastroenterología, Cirugía e
Infectología. "En el quirófano, además del médico endoscopista y el
anestesiólogo, actúan también otros integrantes del equipo de salud, como
instrumentadores quirúrgicos, enfermeros o técnicos de anestesia. Ahora
queremos convocar a la Asociación de Anestesia, Analgesia y Reanimación de
Buenos Aires (AAARBA)-, para crear un nuevo documento que pueda ser anexado al
actual", explica.
Para el doctor, el desafío es que la Endoscopía se posicione
como una especialidad y que exista un programa de gestión de competencias, de
manera que los pacientes tengan un marco referencial claro. En otras palabras,
que cuenten con las herramientas para elegir dónde y con qué profesional se
harán este procedimiento.
El documento cuenta con la firma de la Asociación Argentina
de Cirugía, el Colegio Médico de Gastroenterólogos, Endoscopistas Digestivos de
Buenos Aires, la Federación Argentina de Asociaciones de Endoscopía Digestiva,
la Federación Argentina de Gastroenterología, la Sociedad Argentina de
Infectología y la Sociedad Argentina de Gastroenterología.
Fuente: Clarín