martes, 17 de marzo de 2020

Hay 666 casos de dengue confirmados en la Ciudad y aumentan los “autóctonos”

Del total, 479 no estuvieron en zonas de circulación vial. Las cifras corresponden a lo que va del año y fueron publicadas en el Boletín Epidemiológico Semanal porteño.

Ya son 666 los casos confirmados de dengue​ en la Ciudad de Buenos Aires, según el último Boletín Epidemiológico Semanal, que publica todos los viernes el Ministerio de Salud porteño. De estos, 228 se registraron desde el 1° hasta el 6 de marzo. A su vez, se contaron 1.083 casos sospechosos en Capital en lo que va del año. Los barrios con más focos son Barracas, Coghlan, Flores, Floresta, Liniers, Monte Castro, Retiro, Velez Sarsfield, Villa Del Parque, Villa Lugano, Villa Soldati y Villa Urquiza. 

El informe se basa en datos recopilados desde el arranque del año hasta el 7 de marzo. Agrega que, de los 666 confirmados, 187 habían viajado los días anteriores a presentar los síntomas. Los otros 479, en tanto, no habían estado en una zona de circulación viral.

El dengue se transmite a través del mosquito Aedes aegypti, una especie que, destacaron desde el ministerio, no está en parques, plazas o lugares verdes, sino en viviendas y sus alrededores.

En el imaginario popular existe la creencia de que, para prevenir focos de este virus, hay que fumigar. Julián Antman, gerente operativo de Epidemiología del Ministerio, resalta en cambio que “no se realizan fumigaciones preventivas”, sino que simplemente debe evitarse la acumulación de agua en lugares pequeños, ya que las hembras ponen sus diminutos huevos en las paredes de recipientes artificiales.

Es por eso que un objeto que parece inocuo pero puede convertirse en criadero de Aedes aegypti son los palos de agua y potus que se colocan en agua. Esto se debe a que la larva no necesita suciedad sino sencillamente agua acumulada -aunque se vea limpia-, sombra y una pared. Los portamacetas, las rejillas y las canaletas son otros lugares donde puede juntarse agua, que hay que eliminar permanentemente.

“El agua limpia de la lluvia de ayer es un potencial criadero de Aedes aegypti, porque puede acumularse en las paredes de una goma vieja, o dentro de un lavarropas, y la hembra del mosquito pone los huevos allí”, ejemplificó Antman.

Por eso es que en la Ciudad el plan de prevención se centra en capacitaciones y, especialmente, en descacharreo, por el cual se invita a los vecinos a vaciar los recipientes con agua que hay en sus casas. A su vez, el ministerio lleva adelante campañas de concientización con énfasis en que, si se presenta fiebre, no se tomen ibuprofeno o aspirinas, sino que se beba mucha agua y se vaya rápidamente al centro de salud más cercano.

Desde el Ministerio se buscó llevar tranquilidad a los vecinos, enfatizando que este es un año epidémico en toda América, y Buenos Aires no es la excepción. También destacaron que la temporada más fuerte de la enfermedad suele comenzar a principios de marzo, para tener su pico a mediados de abril.

Con todo, desde la Defensoría del Pueblo porteño se mostró preocupación por las últimas cifras. “Según los informes epidemiológicos del Gobierno de la Ciudad, durante las primeras ocho semanas de 2018 hubo 11 casos confirmados, y en el mismo período de 2019 se registraron 17. Este año, en cambio, sumaron 165 los casos confirmados en el mismo lapso, y es preocupante ver además que a la semana siguiente la cifra trepó a 364”, sostiene Bárbara Bonelli, defensora adjunta en ese organismo, que también puso en marcha campañas de prevención en barrios vulnerables.

Fuente: Clarín