Del total, 479 no estuvieron en zonas de circulación vial.
Las cifras corresponden a lo que va del año y fueron publicadas en el Boletín
Epidemiológico Semanal porteño.
Ya son 666 los casos confirmados de dengue en la Ciudad de
Buenos Aires, según el último Boletín Epidemiológico Semanal, que publica todos
los viernes el Ministerio de Salud porteño. De estos, 228 se registraron desde
el 1° hasta el 6 de marzo. A su vez, se contaron 1.083 casos sospechosos en
Capital en lo que va del año. Los barrios con más focos son Barracas, Coghlan,
Flores, Floresta, Liniers, Monte Castro, Retiro, Velez Sarsfield, Villa Del
Parque, Villa Lugano, Villa Soldati y Villa Urquiza.
El informe se basa en datos recopilados desde el arranque
del año hasta el 7 de marzo. Agrega que, de los 666 confirmados, 187 habían
viajado los días anteriores a presentar los síntomas. Los otros 479, en tanto,
no habían estado en una zona de circulación viral.
El dengue se transmite a través del mosquito Aedes aegypti,
una especie que, destacaron desde el ministerio, no está en parques, plazas o
lugares verdes, sino en viviendas y sus alrededores.
En el imaginario popular existe la creencia de que, para
prevenir focos de este virus, hay que fumigar. Julián Antman, gerente operativo
de Epidemiología del Ministerio, resalta en cambio que “no se realizan
fumigaciones preventivas”, sino que simplemente debe evitarse la acumulación de
agua en lugares pequeños, ya que las hembras ponen sus diminutos huevos en las
paredes de recipientes artificiales.
Es por eso que un objeto que parece inocuo pero puede
convertirse en criadero de Aedes aegypti son los palos de agua y potus que se
colocan en agua. Esto se debe a que la larva no necesita suciedad sino
sencillamente agua acumulada -aunque se vea limpia-, sombra y una pared. Los
portamacetas, las rejillas y las canaletas son otros lugares donde puede
juntarse agua, que hay que eliminar permanentemente.
“El agua limpia de la lluvia de ayer es un potencial
criadero de Aedes aegypti, porque puede acumularse en las paredes de una goma
vieja, o dentro de un lavarropas, y la hembra del mosquito pone los huevos
allí”, ejemplificó Antman.
Por eso es que en la Ciudad el plan de prevención se centra
en capacitaciones y, especialmente, en descacharreo, por el cual se invita a
los vecinos a vaciar los recipientes con agua que hay en sus casas. A su vez,
el ministerio lleva adelante campañas de concientización con énfasis en que, si
se presenta fiebre, no se tomen ibuprofeno o aspirinas, sino que se beba mucha
agua y se vaya rápidamente al centro de salud más cercano.
Desde el Ministerio se buscó llevar tranquilidad a los
vecinos, enfatizando que este es un año epidémico en toda América, y Buenos
Aires no es la excepción. También destacaron que la temporada más fuerte de la
enfermedad suele comenzar a principios de marzo, para tener su pico a mediados
de abril.
Con todo, desde la Defensoría del Pueblo porteño se mostró
preocupación por las últimas cifras. “Según los informes epidemiológicos del
Gobierno de la Ciudad, durante las primeras ocho semanas de 2018 hubo 11 casos
confirmados, y en el mismo período de 2019 se registraron 17. Este año, en
cambio, sumaron 165 los casos confirmados en el mismo lapso, y es preocupante
ver además que a la semana siguiente la cifra trepó a 364”, sostiene Bárbara
Bonelli, defensora adjunta en ese organismo, que también puso en marcha
campañas de prevención en barrios vulnerables.
Fuente: Clarín