Un estudio internacional señaló que Argentina es el segundo
país de Latinoamérica que más redujo las muertes fetales en los últimos 15
años. Los especialistas advierten que es preciso capacitar a los médicos para
acompañar a madres y padres.

Por definición de la OMS, las muertes intrauterinas son las
que ocurren a partir del quinto mes de gestación, pero la mayoría se produce en
el parto o cerca de ese momento, en los países subdesarrollados, explicó
Belizán.
Sus consecuencias “han sido enormemente subestimadas.
Nuestra investigación sugiere que el duelo y los síntomas de depresión después
de la muerte intrauterina suelen perdurar durante muchos años. Es vital que
veamos la pérdida a través de los ojos de esos padres y madres afectados. Brindarles
apoyo para ver y sostener a su bebé y también durante el duelo, puede reducir
el impacto negativo de la muerte intrauterina a largo plazo”, indicó Alexander
Heazell, coautor del estudio, miembro del Centro de Investigación de Muerte
Intrauterina Tommy del St Mary’s Hospital de la Universidad de Manchester. “El
tabú por la muerte de un bebé es enorme y deriva en la minimización del dolor.
A la madre se le dice que es joven, que va a poder tener otro hijo, como si eso
mitigara el dolor. Se considera que el tiempo de duelo debe ser corto porque el
bebé no llegó a nacer y se supone que no tuvo un vínculo emocional. Esas
creencias erróneas empujan a los padres a hacer un duelo silencioso y en
soledad”, señaló a Página/12 Jessica Ruidíaz, consultora psicológica,
especialista en duelo perinatal, miembro de la junta directiva de International
Stillbirth Alliance y directora de la Fundación Era en Abril. Ruidíaz también
colaboró con los artículos de The Lancet (ver aparte).
De acuerdo con el informe, Argentina se ubica como el
segundo país de Latinoamérica que más redujo las muertes fetales en los últimos
15 años, con un 3,1 por ciento anual (el primero es Cuba, con un 3,8 por
ciento). En el país, la muerte intrauterina representa el 0,45 por ciento de
los nacimientos, esto significa 5017 muertes por año (aproximadamente 14 por
día). Belizán destacó el caso de Cuba, que se sitúa entre los 10 países del
mundo que más redujeron su tasa de muertes intrauterinas, junto a los Países
Bajos, China y Polonia. “Cuba es el ejemplo latinoamericano de salud pública”,
señaló el investigador. Belizán sostuvo que “el éxito de algunos países
evidencia que las cosas pueden cambiar. Para ello hay que dimensionar el dolor
que producen estas muertes y trabajar en los factores de riesgo, que son las
infecciones durante el embarazo, la diabetes, la obesidad, la hipertensión y
los embarazos adolescentes y de madres añosas. Fortalecer el acceso y la
calidad de los servicios de atención resulta fundamental”, concluyó Belizán.
El estudio revela que cada año mueren en el mundo 2,6
millones de bebés en gestación. La mitad de esas muertes intrauterinas (1,3
millón) ocurre durante el trabajo de parto y el nacimiento, tras nueve meses de
gestación, y la mayoría de ellas se podrían prevenir mejorando la calidad de
atención médica. La mortalidad fetal tiene también consecuencias “invisibles”:
más de 4,2 millones de madres viven con síntomas de depresión, los cuales se
prolongan incluso años después de haberse producido el deceso del bebé. El
trabajo, que incluye cinco artículos, fue realizado por un grupo de estudio
formado por profesionales del Fondo de Población de las Naciones Unidas
(Unfpa), Save the Children, el Instituto Noruego de Salud Pública, el Instituto
de Investigación Mater, la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres y
las universidades de Queensland (Australia) y Manchester (Reino Unido). También
participó un grupo asesor formado por más de 30 instituciones de distintos
países, entre las que se encuentran dos organizaciones argentinas: el Instituto
de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS), que se dedica a investigación en
salud, y la Fundación Era en Abril, abocada a brindar apoyo a padres de bebés
fallecidos.
Según la investigación, el 98 por ciento de esas muertes
ocurren en países de bajos y medianos ingresos. Una mujer en Africa
Subsahariana o en Pakistán tiene 30 veces más riesgo de tener un niño nacido
muerto que una mujer en Finlandia. En Latinoamérica también hay grandes
disparidades. En Chile y Argentina el riesgo es similar a Estados Unidos y
Europa. En cambio, Haití comparte los mismos niveles que Africa, donde
infecciones como la malaria o la sífilis y el hecho de no llegar a tiempo al
trabajo de parto por falta de transporte para ir al centro de salud o el hecho de
vivir en una zona rural, son las principales causas de estas muertes
intrauterinas. Si el progreso en este tema continúa su curva de mejora actual,
recién dentro de 160 años una mujer en Africa tendría las mismas posibilidades
de que su hijo nazca vivo que una mujer que tiene un niño en un país de altos
ingresos, alerta The Lancet.
Fuente: Página 12