
Por esa superposición, según el especialista Julián De
Diego, "se termina generando muy mala calidad en los servicios. Mucha
gente que tiene obra social paga además la prepaga, aunque no se
triangule". Explica que algunas obras sociales "hicieron una
triangulación con el sistema de prepagas, con lo que el trabajador normalmente
debe pagar la diferencia. Así, tiene duplicado su gasto de salud para tener una
atención razonable".
Fue el presidente de facto Juan Carlos Onganía quien
"les dio las obras sociales a los sindicatos. Es el único país del mundo
donde se cobra un sistema de salud de manera compulsiva. Hay un sistema
parecido en Alemania, donde los sindicatos brindan servicios especiales de
salud, pero son voluntarios", dice De Diego. Y concluye con otro llamado
de atención: "Hay obras sociales que también se dedicaron al turismo y
tienen hoteles, algunos de los cuales terminaron en crisis. Esos fondos, que se
tendrían que haber destinado a la salud, fueron para las vacaciones".
"Ése es un tema de larga data", explican en Salud.
"En el mundo hay tres sistemas: el inglés (con cobertura gratuita en
hospitales, ambulancias y consultas médicas, pero no de medicamentos); el
alemán, organizado por actividad, y el americano, de seguros privados. En la
Argentina desde hace casi 5 décadas tenemos un mix de los tres. Es complejo y
hay que favorecer la intercomunicación de los tres, porque si no los costos de
las transacciones son muy altos y sus ineficiencias, también", concluyen.
Fuente: La Nación