En su informe anual sobre
enfermedades no trasmisibles, la entidad sanitaria internacional resaltó el
impacto del programa “Menos sal, más vida”, que redujo un 25 por ciento el
consumo de este producto, gracias a acuerdos para elaborar alimentos como el
pan con menos sodio. Se estima que el país consume el doble de sal que lo
recomendado por la OMS.
A fines del 2013, con una ley aprobada en el Congreso
nacional, la Argentina comenzó a regular la sal que contienen los alimentos, en
el marco de una carrera por reducir el consumo de este producto, factor de
riesgo para varias enfermedades. El programa, al cual se fueron adhiriendo
varias provincias y elaboradores de alimentos, apunta a acercar al país a los 5
gramos de sal diaria que recomiendan las autoridades sanitarias. Su impacto
comenzó a hacer notar en 2014, con acuerdo para reducir el sodio en el pan,
además de campañas informativas y algunas leyes relacionadas. Esta semana, la
Organización Mundial de la Salud (OMS) destacó el plan nacional, como un avance
en la lucha contra las enfermedades asociadas al consumo abusivo de sal.
La entidad resaltó el plan argentino en el arco de su
informe anual sobre enfermedades no transmisibles. En el mismo, remarcó los
avances en el país del programa “Menos sal, más vida”, que busca la reducción
de este elemento en los alimentos. En concreto, la OMS aseguró que desde que se
puso en marcha se logró “una reducción del 25 por ciento en el contenido de sal
en el pan, gracias a una política impulsada por el Estado nacional con la
activa participación del sector privado”.
Para la OMS, “la reducción de sal es reconocida como la
intervención más costo-efectiva para prevenir a nivel de la población la
hipertensión arterial, el principal factor de riesgo de enfermedades
cardiovasculares”, y recordó que otros países de la región también promueven la
reducción del consumo de sal en alimentos envasados y el pan.
Desde el Ministerio de Salud nacional informaron que el plan
“Menos sal, más vida” es una iniciativa “que persigue disminuir el consumo de
sal de la población en su conjunto para reducir la importante carga sanitaria
que representan las enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y
renales”. La campaña, “constituye una de las principales acciones de promoción
de la salud y forma parte de un plan integral de prevención y control de
Enfermedades crónicas no transmisibles”.
Se estima que los argentinos consumen entre 11 y 12 gramos
de sal diarios, más del doble que los cinco recomendados por la OMS. Casi el 70
por ciento de esa sal proviene de los alimentos procesados, entre ellos el pan,
que es de consumo masivo, y llega a todos los hogares y edades.
Por eso, este plan busca “la concientizacion a la población
sobre la necesidad de disminuir la incorporación de sal en las comidas,
reducción progresiva del contenido de sodio de los alimentos procesados
mediante acuerdos con la industria de alimentos, y reducción del contenido de
sal en la elaboración del pan artesanal”.
En este último caso, las provincias fueron sumandos a
entidades que reúnen a los elaboradores
de pan para que reduzcan el contenido de sal. Esta reducción no es percibida
por los consumidores, ni afecta las características del producto, pero
contribuye a evitar un importante número de muertes por año. A nivel nacional
se espera que en el año 2020 todas las panaderías del país adhieran al
programa, sumándose a la iniciativa saludable para todas las comunidades (ver
infografía presentando el programa).
Enfermedades no trasmisibles
En cuanto al informe de la OMS, la entidad llamó a los
gobiernos a realizar acciones urgentes para reducir la carga de enfermedades no
transmisibles, y evitar que 16 millones de personas mueran cada año en el mundo
en forma prematura (antes de los 70 años), a causa de enfermedades cardíacas y
pulmonares, accidentes cerebrovasculares, cáncer y diabetes.
"La comunidad mundial tiene la oportunidad de cambiar
el curso de la epidemia de enfermedades no transmisibles", aseguró la directora
general de la OMS, Margaret Chan, quien lanzó el informe de la Situación
Mundial de las Enfermedades no Transmisibles 2014. "En 2015, todos los
países necesitan establecer objetivos nacionales e implementar acciones
rentables. Si no lo hacen, millones de vidas se seguirán perdiendo demasiado
pronto", afirmó.
El informe sostiene que la mayoría de las muertes prematuras
por estas enfermedades son prevenibles. De los 38 millones de vidas perdidas en
2012, 16 millones o 42 por ciento fueron prematuros y evitables. “Las muertes
prematuras pueden reducirse significativamente mediante políticas
gubernamentales que disminuyen el consumo de tabaco, el consumo nocivo de
alcohol, que promueven los alimentos saludables y la actividad física, y la
entrega de asistencia sanitaria universal”, remarcó la OMS.
El informe de la OMS aporta la base para supervisar la
aplicación del plan de acción mundial para las enfermedades no trasmisibles
2013-2020, destinado a reducir el número de muertes prematuras en un 25 por ciento
para 2025. Asimismo, el estudio pide más medidas que deben adoptarse para
frenar la epidemia, especialmente en los países de ingresos bajos y medianos,
donde las muertes por enfermedades no transmisibles están superando las
causadas por enfermedades infecciosas. Casi tres cuartas partes de todas las
muertes por enfermedades no transmisibles (28 millones), y el 82 por ciento de
los 16 millones de muertes prematuras, se producen en países de ingresos bajos
y medianos.
Además, estos males causan pérdidas millonarias. La OMS
calcula que el costo de reducir la carga mundial de las enfermedades no
transmisible es de 11.2 billones de dólares al año: una inversión anual de 1 a
3 dólares por persona.
Fuente: Mirada Profesional