Dos estados de Estados Unidos, Arkansas y Arizona, aprobaron
recientemente sendas legislaciones que obligan a los médicos que prescriben
drogas para inducir abortos a informar a los pacientes que el aborto puede ser
revertido, aún después de iniciado.
La medida ha provocado una intensa ola de debate entre la
comunidad médica en Estados Unidos, con acusaciones de que las legislaciones no
están basadas en evidencias científicas sólidas y que se trata de otra
estrategia más para minar el acceso a aborto.
Quienes defienden esta iniciativa sostienen que informar a
los pacientes de que hay una opción de interrumpir el proceso de aborto es
crucial para quienes cambian de opinión.
Pero, ¿cómo puede un aborto inducido por drogas ser
revertido una vez se ha iniciado el proceso?.
Los abortos químicos se realizan en base a dos drogas que se
administran en un espacio de 48 horas, durante las primeras nueve semanas del
embarazo.
La primera droga, Mifepristona, actúa bloqueando la
provisión de progesterona al útero, que es esencial para mantener el embarazo,
y provoca que la placenta se separe del revestimiento uterino.
La segunda droga, Misoprostol, genera contracciones y hace
que el útero expulse el feto.
Progesterona
Según un experimento realizado por el médico estadounidense
George Delgado, publicado en 2012 en la revista estadounidense Anales de
Farmacología, si se administran dosis suplementarias de progesterona, antes de
que se tome la segunda droga, o sea Misoprostol, el proceso de aborto puede
interrumpirse.
"Este tratamiento está basado en experimentos
realizados inicialmente en ratas. A unas ratas se les dio sólo Mifepristona y
otras fueron tratadas con Mifepristona más progesterona. El primer grupo
registró cambios en los ovarios y en la placenta en el útero, mientras el
segundo grupo no sufrió estos cambios", dijo a BBC Mundo el doctor
Delgado.
Según el médico, que también pertenece a la organización pro
vida Culture of Life Family Services en San Diego, California, cuatro de seis
mujeres que fueron tratadas con progesterona tras haber cambiado de idea,
lograron continuar con éxito el embarazo.
Señaló que desde entonces otras 87 mujeres han sido tratadas
y el procedimiento ha sido exitoso en un 60% de los casos.
"Ciencia basura"
Pero buena parte de la comunidad médica estadounidense ha
reaccionado escandalizada ante esta investigación y, aún más importante, ante
el hecho de que Arizona y Arkansas hayan basado, aparentemente, sus
legislaciones en estos experimentos.
Refiriéndose al estudio del doctor Delgado, la Asociación
Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos –ACOG por sus siglas en inglés-
señala en un comunicado que éste "describe un pequeño número de casos y no
se siguió una metodología rigurosa".
Este estudio "no provee evidencias de que administrar
progesterona haya tenido ningún efecto", concluyó la ACOG.
Patricia Lohr, directora médica de la organización British
Pregnancy Advisory Service, dijo a BBC Mundo que "de esta investigación no
se puede concluir en ningún caso si la administración de la progesterona es
beneficiosa o perjudicial".
"Es una cosa simplemente anecdótica", explicó
Lohr.
Pero ¿por qué varias mujeres que fueron sometidas a este
procedimiento aparentemente continuaron con su embarazo?
La Asociación Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos
destaca que "tomar Mifepristone sin Misoprostol no garantiza en sí mismo
el aborto", explica.
"Osea que si no se administra progesterona, el
resultado podría ser el mismo que si se administra", expresó el
comunicado.
Se estima que en un 40% de los casos, el embarazo continúa
si la persona toma la primera droga, pero no la segunda.
"Es muy probable que el resultado que ellos describen
no tenga nada que ver con que se le administrara progesterona", destacó
Patricia Lohr.
Potenciales riesgos
Pero otros médicos han criticado otros aspectos de las
legislaciones.
Refiriéndose al caso de Arizona, David Grimes, ex jefe de la
unidad de abortos del Centro para la Prevención y Control de Enfermedades de
EE.UU. destacó que la medida no refleja los potenciales peligros de interrumpir
un aborto en progreso.
Agregó, en un artículo publicado en la revista sobre
sexualidad reproductiva RH Reality Check, que la legislación "no dice nada
sobre las obligaciones éticas de los médicos de informar a las mujeres sobre
estas posibles complicaciones".
Hablando con BBC Mundo, el doctor Delgado defendió su
estudio señalando que se trata de "una investigación sólida".
"Se trata de un procedimiento totalmente seguro y sin
riesgos", dijo y aclaró que tampoco se puede alegar que "tomar
Mifepristona conlleve riesgos de malformación del feto".
Pese a esto, los críticos sostienen que Arkansas y Arizona
están en efecto basando sus políticas públicas en una serie de casos
anecdóticos compilados por médicos católicos.
"Tanto los legisladores que tomaron estas medidas como
quienes escribieron ese supuesto estudio, están esencialmente en contra del
aborto", señaló Patricia Lohr.
"Están utilizando esta ‘ciencia basura’ para imponer su
agenda", sentenció.
Fuente: BBC Mundo