El aparato, que simula la acción de
fumar, se utiliza en varios países como forma de dejar el cigarrillo. Pero no
hay pruebas de su inocuidad, y si trae problemas a largo plazo. Por eso, desde
el 2011 las autoridades sanitarias argentinas prohibieron su importación y
comercialización.
Desde el 2011, está prohibida en la Argentina la venta del
llamado cigarrillo electrónico, un dispositivo que simula la acción de fumar y
que sigue generando polémica en el mundo por su utilidad y su inocuidad. Es que
diversos estudios pusieron en duda su uso, y detectaron en los componentes del
vapor que utiliza sustancias tóxicas, casi tan peligrosas como el mismo tabaco.
Desde hace tiempo que se viene discutiendo sobre la peligrosidad del sistema.
En la Argentina, cuando el periodista Jorge Lanata se mostró públicamente con
el artefacto, se reavivó la polémica. Las autoridades sanitarias recuerdan en
estos días que sigue vigente la prohibición, que incluye la publicidad del
método.
Ante nuevos intentos por instalar el cigarrillo electrónico
como forma de dejar de fumar, la Administración Nacional de Medicamentos,
Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) recordó que sigue vigente la prohibición,
que incluye “la importación, distribución, comercialización y la publicidad o
cualquier modalidad de promoción del cigarrillo electrónico en el país”. A esto
se le suma la opinión de destacados neumonólogos, que se oponen a su uso.
"Se trata de un aerosol que se aspira y produce vapor
caliente, con sustancias muy parecidas al cigarrillo, pero en cantidades o
dosis mucho menores. Pero no sabemos qué pasa cuando alguien lo consume a largo
plazo", explicó la presidente de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria,
Cristina Borrajo. En ese sentido, la médica neumonóloga aclaró que “lo que sí
sabemos es que el vapor contamina el aire ambiental porque tiene casi las mismas toxinas que el
cigarrillo común. De hecho, se encontraron elementos carcinogénicos en el
vapor". "Pueden tener o no nicotina, pero hasta ahora la Organización
Mundial de la Salud (OMS) no se expidió respecto a la seguridad del cigarrillo
electrónico para la salud y su eficacia para dejar de fumar", agregó.
Basada en estas y otras opiniones, la ANMAT emitió su
prohibición en 2011, considerando que “no existe evidencia suficiente para
concluir que sean una ayuda eficaz para dejar de fumar y tampoco hay pruebas
suficientes que determinen que son seguros para el consumo humano”.
Además, los especialistas aseguran que el líquido que contienen
los cigarrillos electrónicos es, por sí mismo, altamente tóxico y se recomienda
evitar el contacto con piel y mucosas así como mantenerlo fuera del alcance de
los niños ya que la nicotina es un potente veneno y se han descripto algunas
muertes infantiles por su ingestión.
"Además, no hay certeza sobre si es eficaz para dejar
de fumar. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya reconoció que el
cigarrillo electrónico reduce el número de dosis de tabaco consumidas al día.
Pero como no existe una dosis de tabaco que sea segura, la reducción del daño
del tabaquismo es relativa", dijo Borrajo. De todas maneras, explicó que
"el hecho de reducir el consumo no es una solución para el
tabaquismo".
Pese a la falta de pruebas, son muchas las personas que
consultan sobre su utilización para dejar el hábito de fumar. En este sentido,
la ANMAT recordó a los profesionales de la salud que “deben abstenerse de
recomendar el cigarrillo electrónico por la falta de datos seguros con respecto
a seguridad y eficacia”.
Pese a la prohibición, estos artefactos se consiguen con
facilidad por Internet o la gente los compra en el exterior. En Europa se
calcula que casi 30 millones de personas usan algún tipo de cigarrillo
electrónico. En la Argentina, debido a la prohibición de venta no se puede
estimar la cantidad de usuarios.
Incluso la Organización Mundial de la Salud (OMS) propone
que el cigarrillo electrónico sea tratado como al tabaco, es decir, como un
problema de salud. El director de Tobaco Free Initiative (Iniciativa Sin
Tabaco) de la OMS, Armando Perruga, asegura que todavía no existe una evidencia
científica ni información suficiente sobre los peligros a largo plazo de este
tipo de cigarros, pero está demostrado que contienen sustancias tóxicas y
cancerígenas iguales a las del tabaco.
Los cigarros electrónicos se empezaron a comercializar hace
una década, pero durante los últimos dos años se ha popularizado su uso, algo
que Armando Perruga achaca a que las sustancias tóxicas que genera el vapor de
los cigarros electrónicos están concentradas en términos y cantidades menores
que en el humo del tabaco, y esto hace deducir a la población que son
inofensivos. Desde la OMS alertan que hay que tomar precauciones a la hora de
consumir este tipo de cigarros, ya que tienen una efectividad baja como remedio
único para dejar de fumar e insisten en el mensaje de "mejor no
fumar".
Fuente: Mirada Profesional