Se abrieron causas en la Justicia que fueron archivadas. La
diputada Ocaña impulsa un proyecto para transparentar los
"incentivos" a profesionales de la salud, que aguarda tratamiento en
la Comisión de Salud.
La industria de los dispositivos médicos pudo crecer de manera
exponencial en los últimos años gracias a los controles laxos de las
autoridades sanitarias en los distintos países, con el argumento de promover la
"innovación médica tecnológica".
Pero además, las multinacionales de prótesis, implantes y
dispositivos médicos buscaron atraer a otro aliado no menos relevante: los
propios médicos.
Traumatólogos, cardiólogos y cirujanos, entre otros
especialistas, se convirtieron en los destinatarios de una amplia gama de
"incentivos" por parte de estas fabricantes: desde asistencia paga a
congresos y seminarios de capacitación en lugares privilegiados, pasando por el
pago de honorarios por disertaciones y subvenciones por investigar, hasta lisa
y llanamente el pago de sobornos. ¿El objetivo? Que recomienden y utilicen sus
productos en la práctica privada y en las instituciones en las que trabajan.
En los Estados Unidos, donde los fabricantes de medicamentos
y dispositivos están obligados a revelar los pagos que efectúan a los médicos,
las 10 compañías más grandes de dispositivos médicos pagaron casi USD 600
millones a los médicos o a sus hospitales en 2017. Esta cifra no incluye los
pagos relacionados con dispositivos de los gigantes que venden otros productos,
como Johnson & Johnson y Allergan.
Este monto admitido por las propias empresas surge del
análisis de Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) de
los datos de los centros de servicios de Medicare y Medicaid, en el marco de la
investigación The Implant Files, de la
que participaron 252 periodistas miembros, de 58 medios de 36 países del mundo,
entre ellos Infobae, La Nación y Perfil.
Esta práctica instalada en el mundo socava la independencia
de los médicos y su capacidad para elegir el mejor tratamiento, aumenta los
costos del sistema de salud en su conjunto, y expone los pacientes a prótesis y
dispositivos médicos no debidamente probados, convirtiéndolos en involuntarios
conejillos de indias.
Argentina no fue la excepción.
Según documentos de la Comisión de Valores de los Estados
Unidos conocida como SEC (Securities and Exchange Commission), a los que
accedió el equipo argentino de ICIJ, al menos tres empresas extranjeras pagaron
sobornos a través de sus subsidiarias a médicos argentinos, para colocar sus
productos en el país.
El caso Biomet
Una de ellas fue Biomet, una compañía de dispositivos
médicos con sede en Warsaw, Indiana (EEUU), especializada en fabricación y
venta de prótesis y dispositivos ortopédicos, que operaba en el país a través
de Biomet Argentina.
Según un documento de la SEC difundido el 26 de marzo de
2012, entre 2000 y 2008, la empresa admitió haberle pagado sobornos a
profesionales de la salud contratados en hospitales públicos en Argentina,
Brasil y China, para que compren las prótesis ortopédicas de su marca.
Para resolver los cargos en su contra, Biomet acordó con la
SEC pagar más de USD 5,5 millones por violar la Ley de Prácticas Corruptas en
el Extranjero, y una multa de más de USD 17 millones para resolver los cargos
penales iniciados por el Departamento de Justicia de ese país.
El retorno para los médicos contratados en hospitales
públicos, según la SEC, fue del 15 al 20% del valor de cada producto, en su
mayoría prótesis traumatológicas, que se pagaba en efectivo. Para justificar
los pagos ilegales, Biomet los disfrazaba de "comisiones" u
"honorarios de consultoría".
La investigación del organismo regulador determinó que los
directivos y empleados, así como los auditores de la casa central de la empresa
en Indiana estaban al tanto de los sobornos, desde un comienzo, y que no
hicieron nada para frenarlos.
A partir del informe de la SEC, la diputada nacional
Graciela Ocaña hizo la denuncia penal en la Justicia argentina con la confesión
de Biomet. La presentación recayó en el Juzgado federal de Marcelo Martínez De
Giorgi. La investigación no avanzó porque la SEC nunca envió la información
solicitada por la Justicia argentina.
"Le pedimos a la justicia argentina que investigue
quiénes habían sido los médicos que habían pagado y recibido esos sobornos,
pero lamentablemente las autoridades de los Estados Unidos no colaboraron y la
causa no tuvo avances al no poder identificar a los imputados", señaló
Ocaña consultada para esta investigación.
Edición: Esteban Cabrera
Veinte cajas con pruebas
El equipo argentino de The Implant Files solicitó a la SEC,
a través de la Freedom of Information Act (FOIA) – la ley de acceso a la
información pública de ese país- copia de la documentación con los testimonios
e identidades de los involucrados en el caso de Biomet.
La SEC respondió que identificó unas 20 cajas de pruebas
posibles sobre sobornos en la Argentina, que incluyen 20 cajas de registros
impresos, 401 MB de archivos electrónicos y 7 producciones en diversos medios
(CD, DVD, etc.). Sin embargo, el organismo estadounidense sostuvo que no podía
dar la información por su complejidad y que necesita tiempo para procesarla.
Por este mismo caso por los sobornos de BIOMET, la ONG
"Usuarios y Consumidores Unidos" presentó una acción colectiva para
que se indemnice a todos aquellos consumidores que abonaron sobreprecios en
virtud de la práctica ilegal de la multinacional, al sotener que el valor de
las coimas pagadas en Argentina por casi una década, se trasladó al público
consumidor incrementando artificialmente el costo de esos productos. La
presentación recayó en el Juzgado Nacional en lo Comercial nº 19, e incluyó el
pedido de la ONG para que además se condene a la empresa a abonar una
indemnización punitiva de 5.000 millones de pesos.
En julio del año pasado, la Cámara de Apelaciones ordenó
medidas para notificar a los pacientes argentinos que habrían sido afectados,
por haber utilizado productos médicos de Biomet desde 2000 hasta 2008 , y que
hubieran pagado total o parcialmente por ellos.
Olympus Latin America
Biomet no fue la única compañía de dispositivos médicos que
pagó sobornos a médicos en la región, incluida Argentina.
Entre abril de 2008 y diciembre de 2009, Olympus Latin
America Inc –la mayor distribuidora de endoscopios y equipos afines en los
Estados Unidos- pagó un soborno a un médico argentino (no identificado por su
nombre en la denuncia) que participaba en el proceso de licitación de un
hospital público, bajo la forma de un viaje personal por valor de USD 20.000.
La contraprestación era que el hospital público donde trabajaba, comprara
dispositivos de esa marca, y no considerara las ofertas de otros dos competidores.
A principios de 2009, un empleado de Olympus Latin America
en Miami y este mismo médico firmaron un acuerdo en el que Olympus le proveía
de forma impropia equipamiento para su práctica médica en la actividad privada.
En ese acuerdo se omitía intencionalmente el pago que le habían hecho
anteriormente por USD 20.000 para el viaje de carácter no profesional.
Esto le valió una demanda en Nueva Jersey, Estados Unidos,
por violar la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero, en la que la filial
de América Latina de Olympus Latin America admitió haberle proporcionado
"dinero en efectivo, transferencias de dinero, viajes personales, equipos
gratuitos o a precios muy rebajados, y otras cosas de valor" a médicos que
trabajaban en hospitales y clínicas del gobierno.
Por esos cargos, Olympus Latin America acordó pagar una
multa de USD 22,8 millones para desestimar las imputaciones de que sobornó a
proveedores de la salud en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa
Rica y México.
Las coimas pagadas le habían permitido ganar más de USD 600
millones de ventas y obtener beneficios brutos de más de USD 230 millones,
según determinó el Departamento de Justicia de Estados Unidos.
Tras las revelaciones de las coimas pagadas por Biomet y
Olympus informadas por las autoridades de los Estados Unidos, un empleado de la
Aduana se presentó ante la Justicia argentina y denunció los hechos publicados
en ese momento por Clarín.
Así, en paralelo al expediente iniciado en el juzgado de
Martínez De Giorgi, se abrió otra causa en el fuero Penal Económico, en el
Juzgado federal de Gustavo Meirovich. Este magistrado envió exhortos a las
autoridades estadounidenses para que le remitieran las pruebas contra médicos
argentinos y funcionarios de la Aduana. Pero la SEC jamás respondió. Tampoco
surtieron efecto las negociaciones informales para obtener la lista de los
sobornados por Biomet y Olympus.
Finalmente la causa se archivó sin que se conocieran las
identidades de los médicos que aceptaron
coimas de estas dos multinacionales para prescribir sus prótesis y dispositivos
médicos en la Argentina.
Negativa de EEUU a dar nombres
Respecto de Olympus, el equipo argentino de The Implant
Files solicitó a su vez al Departamento de Justicia de los Estados Unidos, a
través de FOIA, copia de la documentación con los testimonios e identidades de
los involucrados en el caso.
Pero la División Criminal del Departamento de Justicia
comunicó el 9 de noviembre pasado que el organismo se negaba a brindar
información que ayudarían a esclarecer los hechos. Se amparó en que
desclasificar ese tipo de información podría interferir en una investigación
penal, y sostuvo que esta respuesta tampoco implicaba confirmar la existencia
de estas pruebas.
Stryker Corporation
Hubo un tercer caso de admisión de sobornos por una
multinacional norteamericana dedicada a la venta de dispositivos médicos que
involucró al país.
Stryker Corporation confesó ante la SEC haber pagado
sobornos por casi un millón de dólares (USD 966.500) a médicos de hospitales
públicos de Argentina entre 2005 y 2008, también a cambio de que éstos
utilizaran productos de su marca. Fue en 392 oportunidades y se cancelaron con
cheques.
El monto de los sobornos era del 20 al 25% del valor de las
ventas, que justificaron en su contabilidad como "gastos de
comisiones" en una cuenta llamada "Honorarios Médicos". Según el
documento al que accedió el equipo argentino de ICIJ, "le permitieron a
Stryker Argentina obtener más de USD 1.040.000 en ganancias de los hospitales
en los que los médicos sobornados trabajaban".
El esquema de pagos ilegales se repitió en Grecia, México,
Polonia y Rumania. La empresa acordó pagar una multa de USD 13.2 millones, por
los cargos en su contra de la SEC.
El equipo también pidió acceso a las pruebas de sobornos de
la compañía Stryker Corporation. Esta empresa ocupa el puesto 10 del ranking de
fabricantes de dispositivos médicos con más casos de daños reportados en 2017
en los Estados Unidos, según la Administración de Alimentos y Medicamentos de
los Estados Unidos (FDA).
La SEC alegó en septiembre pasado que necesitaría 36 meses,
es decir, tres años, para reunir la información relacionada con la Argentina en
este caso. Agregó que habría identificado la existencia de 16 cajas con
documentación que "podrían contener" los documentos y testimonios que
prueben los sobornos en la Argentina.
Proyecto para transparentar los "incentivos"
En los Estados Unidos, después de una serie de escándalos
que condujeron a que se aprobara la Physician Payments Sunshine Act de 2010,
una ley obligó a revelar estos pagos de empresas de productos médicos a los
profesionales de la salud.
A su vez, la asociación comercial de la industria de
dispositivos revisó su código de ética y estableció restricciones sobre las
regalías y los acuerdos de consultoría. Propuso que se otorgara sólo una
compensación "modesta" y "razonable" a los médicos que
participan en eventos patrocinados por la empresa, y estableció restricciones
sobre las regalías y los acuerdos de consultoría.
Su equivalente en Europa también amplió su código de ética e
incorporó advertencias dirigidas a las empresas respecto, por ejemplo, de los
lugares en los que se realizan los eventos patrocinados como congresos y
capacitaciones. "Los cruceros, los clubes de golf o los balnearios y los
lugares famosos por sus instalaciones de entretenimiento no son lugares apropiados",
estableció.
En Argentina, Ocaña presentó una iniciativa similar en el
Congreso que aún espera ser aprobada en la Comisión de Salud de la Cámara baja.
"Los incentivos que determinadas empresas de prótesis
traumatológicas, cardiológicas, y algunas prácticas medicas que se ponen de
moda, entregan a profesionales para que se recomiende una marca comercial
determinada, se hacen a expensas del costo del sistema de salud. Lo terminamos
entre todos. No es que las empresas son buenas y regalan. Lo ponen en el precio
que después terminan pagando el hospital público, la obra social o la prepaga", advirtió la diputada nacional
de Cambiemos.
"Por eso hemos propuesto una ley que busca darle
transparencia al sistema, porque se obliga a todas a las empresas a declarar
cuáles son estos incentivos. El paciente tiene derecho a saber si el
profesional que lo atiende tiene una vinculación o interés, al indicarnos una
determinada marca, que condicione su opinión profesional. Y por otro lado, le exige al médico que declare bajo juramento
que no tiene ningún conflicto de interés cuando hace una prescripción".
Los pagos ilegales no terminaron
Sin embargo, la práctica de influir mediante incentivos en
las decisiones clínicas de los cirujanos y otros especialistas para que
utilicen los dispositivos no debidamente probados no concluyó.
Gobiernos de distintos países acusaron a los fabricantes de
pagar a administradores de hospitales y médicos con relojes Armani y lujosos
paquetes vacacionales para aumentar las ventas y asegurarse contratos. En
México, los empleados de una empresa encargados de sobornar a los médicos
tenían una palabra clave para referirse a los pagos ilícitos: chocolates.
Según reveló The Implant Files, en 2014, Biotronik,
fabricante alemán de dispositivos médicos, pagó USD 4.9 millones para terminar
con las acusaciones presentadas por el Departamento de Justicia norteamericano,
según las cuales pagaba sobornos a los médicos y promocionaba ilegalmente
dispositivos cardíacos que no estaban autorizados por las autoridades.
Los representantes de ventas de la compañía recompensaban a
los médicos que promovían terapias no autorizadas e implantaban un gran número
de dispositivos Biotronik con entradas para eventos deportivos, salidas a
campos de golf y lujosas comidas, según Brian Sant, un empleado de Biotronik
que contó la maniobra y cuya demanda provocó la investigación del gobierno.
"Es casi como una anualidad", escribió un gerente de ventas en un
correo electrónico citado por Sant, refiriéndose a los pagos que los médicos
podían recibir por inscribir a los pacientes en estudios patrocinados por la
compañía.
En una respuesta escrita a ICIJ, Biotronik aseguró que
"sus prácticas eran legales y éticas". También dijo que el gobierno
no investiga ninguna de las acusaciones sobre las prácticas de capacitación o
los programas educativos de la empresa.
Un agente de ventas de implantes de Johnson & Johnson
está siendo juzgado en Italia por sobornar a un prominente cirujano de Milán
con más de 20 mil dólares, costosos viajes, cenas y más dádivas para él y su
hijo, a cambio de que el cirujano implantara articulaciones artificiales de
J&J y promocionara su marca en programas de televisión. La empresa
respondió que no puede comentar sobre los detalles del caso por ser una
investigación abierta, pero aseguró que "ha cooperado totalmente" con
las autoridades.
Consultado por ICIJ, Matt Wetzel, abogado general asociado
de AdvaMed, dijo que la industria está "dedicada a hacer negocios de la
manera correcta, y las compañías de tecnología médica han invertido incontables
recursos, tanto de capital como humanos, en el desarrollo de programas de
cumplimiento de vanguardia".
El equipo argentino del Consorcio Internacional de
Periodismo de Investigación que participó de The Implant Files está integrado
por Mariel Fitz Patrick (Infobae); Maia Jastreblansky, Iván Ruiz y Ricardo Brom
(La Nación); Emilia Delfino (Perfil) y Sandra Crucianelli (para Perfil).
Fuente: Infobae