lunes, 29 de diciembre de 2014

El derecho de los pacientes y de quienes quieren estudiar

Es gravísimo el conflicto planteado en la Universidad Nacional de La Plata respecto de los requisitos para otorgar el título de médico.
    
La Universidad Nacional de La Plata vive desde hace al menos cuatro años una situación de conflicto por no cumplir con las disposiciones del Ministerio de Educación de la Nación y, recientemente, una sentencia de la Corte Suprema en cuanto a los requisitos exigidos para otorgar el título de médico.

El origen del problema se vincula con los requisitos que deben cumplir los estudiantes de medicina de todo el país para recibir el título que los habilita para el ejercicio de la profesión.

En 2007, el Ministerio de Educación, luego de un proceso de estudio, análisis y reflexión que demandó ocho años de trabajo y del que participaron expertos nacionales e internacionales, la Asociación de Facultades de Ciencias Médicas de la República Argentina y el Consejo de Universidades, llegó a la conclusión de que era imprescindible exigir a los futuros médicos la realización de 1600 horas de práctica en las que interactuaran con los pacientes. Éstas debían ser cursadas una vez que se tuvieran aprobadas todas las materias de la carrera.

Es evidente, y hasta una obviedad, que se debe exigir al estudiante de Medicina que tenga aprobada la materia cuyo conocimiento debe poner en práctica. Esto es así por múltiples razones, pero fundamentalmente para no poner en riesgo al paciente.

En 2010, cuando las autoridades de la Facultad de Ciencias Médicas intentaron hacer cumplir lo resuelto por el ministerio, la facultad fue tomada y se terminó por acordar con el Consejo Superior de la universidad que el requisito iba a ser exigido paulatinamente. Así fue como se estableció una vigencia progresiva de aquello que se había resuelto tres años antes.

Sin embargo, en 2013, cuando esa vigencia progresiva llegó al punto de demandar a los estudiantes el cumplimento efectivo de lo dispuesto por la cartera de Educación, el Consejo Superior de la Universidad de La Plata resolvió, frente a las presiones de los alumnos, que tal exigencia no debía aplicarse a quienes habían ingresado en la carrera antes de 2010.

Alentados por esta decisión del Consejo Superior, los estudiantes iniciaron cientos de amparos y la justicia federal de La Plata los autorizó a cursar la práctica final obligatoria sin tener todas las materias rendidas.

La Facultad de Ciencias Médicas demandó a la universidad ante el peligro de que las autoridades nacionales le impidieran seguir abriendo sus puertas a nuevos estudiantes. La Cámara Federal de La Plata dijo que la facultad no estaba legitimada para estar en juicio, a pesar de que la Corte Suprema, en 2008, había concluido que sí podía defender ante la Justicia las cuestiones esenciales para el desarrollo de la carrera.

La facultad recurrió esa decisión y la Corte Suprema dictó a fines de noviembre pasado una sentencia ejemplar que vuelve a dar la razón a la Facultad de Ciencias Médicas, al entender que resultaba aplicable a la totalidad de los alumnos lo establecido por el Ministerio de Educación en cuanto a la exigencia de cursar las prácticas una vez aprobadas todas las materias. Sostuvo, también, que la universidad puso en riesgo la capacidad de la Facultad de Ciencias Médicas para abrir las puertas a nuevos estudiantes por no cumplir las exigencias de la cartera educativa, y que no hay derecho adquirido que los estudiantes puedan invocar legítimamente frente a disposiciones de una carrera universitaria que pone en juego la salud de los habitantes.

En lugar de acatar la decisión de la Corte Suprema, el Consejo Superior de la universidad resolvió que nuevamente eludiría la puesta en vigor de la resolución de 2007 emitida por el ministerio.

Hay una nítida diferencia entre el trabajo realizado antes de ese año, que tuvo como conclusión fijar los recaudos mínimos que exige la formación de los médicos, y la reacción del Consejo Superior de la Universidad de La Plata, que, frente a esas exigencias, decidió no respetar ni lo decidido por el ministerio ni por la Corte Suprema.

El problema central que queda sin resolver es si la Facultad de Ciencias Médicas podrá seguir recibiendo alumnos. La Corte sostuvo que las autoridades de la universidad enfrentaban ese peligro, que hoy pareciera resurgir.

¿Cómo llegó una de las principales universidades del país a una crisis tan profunda? La crónica de las sesiones del Consejo Superior en las que se trató el tema explican que el diálogo productivo y el debate de ideas fueron sustituidos por los gritos y la prepotencia, lo cual es sumamente grave, ya que perder la racionalidad en donde ella debería gobernar es un serio retroceso en una de las casas de altos estudios más importantes del país.

La universidad debería mostrar las bondades de la reflexión, las ventajas de saber escuchar y de exponer ideas. Todas ellas, virtudes que parecieran estar ausentes y que exigieron que la Corte Suprema pusiera algo de razonabilidad en todo este asunto, que nuevamente vuelve a mostrar un mal presagio para una carrera cuya mala práctica importa un enorme riesgo para la población.

Fuente: La Nación