La justicia respaldó el deseo de una chica con cáncer
terminal para someterse a la criogénesis.
"Me pidieron explicar por qué quiero algo tan
extraño. Es porque sólo tengo 14 años y no quiero morir, pero sé que me estoy
muriendo." Así comenzaba la breve carta donde una chica británica daba
cuenta de su último deseo antes de ser consumida por el cáncer que la acechaba,
el mes pasado, y que condujo a la autorización de congelar su cuerpo para una
eventual resucitación en el futuro.
"Pienso que ser conservada me da la posibilidad de ser
curada y despertada, aun dentro de cientos de años -continuó la carta de la
menor, cuyo nombre quedó bajo reserva y de quien recién ayer se reveló la
historia-. No quiero ser sepultada. Quiero vivir, vivir más, porque en el
futuro podría hallarse una cura para mi cáncer y despertarme. Quiero tener esta
posibilidad. Este es mi deseo."
La carta superó todas las reticencias del juez Peter
Jackson, del Tribunal Superior de Londres, que después de visitarla en el
hospital donde aguardaba su destino decidió darle curso a la petición y
autorizar la criogénesis, un sistema cultivado por la literatura y el cine durante
décadas, cuya eficacia genera dudas en buena parte de la comunidad científica.
La decisión de la adolescente fue sometida a la justicia
para zanjar una disputa familiar. Los padres de la chica, divorciados desde
hace años, sostenían posiciones encontradas sobre el deseo de su hija. Mientras
la madre la apoyaba expresamente, su padre se oponía.
"Aunque el tratamiento tenga éxito y la devuelva a la
vida, digamos, en 200 años, podría encontrarse sin ningún familiar ni recordar
nada", le dijo el padre al juez Jackson antes de acabar aceptando la
voluntad de su hija.
Según los detalles del caso, los padres tenían una mala
relación y la chica no había tenido ningún tipo de contacto cara a cara con su
papá durante los últimos ocho años. Por eso no permitió que él accediera a los
detalles de su enfermedad ni que viera su cuerpo una vez fallecida.
Lo que ganó la voluntad del juez fue la visita que le hizo a
la clínica donde se atendía. Mano a mano con la chica, dijo sentirse
"tocado por su ánimo valiente" con el que la vio "afrontar su
suerte".
"No es ninguna sorpresa que esta demanda sea la primera
de este tipo en llegar a la justicia en este país, y probablemente en cualquier
otro", dijo Jackson en su decisión. "Es un ejemplo de las nuevas preguntas
que la ciencia plantea al derecho, quizá, más que nada, al derecho de
familia", agregó.
La criogénesis consiste en sumergir el cuerpo en una
solución de nitrógeno líquido a -196°C en cisternas cilíndricas, una técnica de
eficacia no comprobada que sólo se realiza en Estados Unidos y Rusia. Fueron
sus abuelos, los padres de la mamá, quienes asumieron los costos del
congelamiento, estimado en 46.000 dólares y a cargo del Instituto de
Criogenización, una organización sin fines de lucro con sede en Michigan,
Estados Unidos.
Esta organización confirmó haber recibido, el 25 de octubre
pasado, el cuerpo de la joven, que se conservará en la cisterna a la espera de
una eventual resucitación.
El instituto fue creado en 1976 por el profesor de física
norteamericano Robert Ettinger, considerado el padre de la criogenización, que
fue él mismo congelado a su muerte en 2011, a los 92 años. Ettinger desarrolló
la tesis según la cual "es posible conservar el cadáver
indefinidamente", de modo que un día "la ciencia médica pueda reparar
los daños causados por la enfermedad y la criogenización". Si bien cuenta
con un centenar de cadáveres, el instituto aclara que no puede garantizar el éxito
del tratamiento.
Barry Fuller, especialista en medicina a baja temperatura
del University College de Londres, dijo que la tecnología de preservar las
células a temperaturas ultrabajas es prometedora, pero que todavía no se puede
aplicar a grandes estructuras, como un riñón humano. "En este momento no
tenemos evidencia objetiva de que un cuerpo humano completo pueda sobrevivir a
la crioconservación", dijo Fuller, aunque señaló que existen
investigaciones en curso.
Cuando le comunicaron la decisión judicial, el 6 de octubre
pasado, la chica "estaba feliz", según relató su abogada, Zoe
Fleetwood. "Quería ver al juez, que la visitó al día siguiente. Charlamos
después del encuentro y ella lo describía como «el señor héroe Peter
Jackson»."
Fuente: La Nación