Se aplican en forma gratuita y sin orden médica en centros
de vacunación. El cronograma debe ser respetado para tener la protección contra
múltiples enfermedades.
La red sanitaria pública de la Argentina contempla un amplio
cronograma de vacunación, que ofrece en forma gratuita en hospitales, salas
barriales de cercanía y vacunatorios de todo el país, para dar cobertura frente
a diversas enfermedades que requieren de una inmunización para evitar
contraerlas. De esta forma se cumple con una premisa de la Organización Mundial
de la Salud (OMS), que definió que las vacunas y el agua potable son las dos
herramientas preventivas más importantes que tiene el ser humano.
Por ello es fundamental estar informado respecto de las
posibilidades de cobertura que ofrece el Estado a cada uno de sus habitantes,
tanto en la amplitud de las enfermedades que pueden evitarse cuanto las
distintas etapas de la vida en la que se deben aplicar las vacunas, porque el
cumplimiento del calendario es lo que, en definitiva, acerca al éxito en el
tratamiento.
Según estadísticas de la OMS, un 86 por ciento de los niños
en todo el mundo (116,2 millones) son alcanzados por los calendarios de
vacunación previstos en cada uno de los países. Es una cifra elevada que, sin
embargo, muestra que casi 19 millones de menores quedan exentos de la
inmunización y, por ende, expuestos a contraer enfermedades potencialmente mortales.
Por eso que se busca apuntalar el respeto al cronograma previsto por cada
gobierno.
En tal sentido, el Ministerio de Salud de la Nación sostiene
que “es fundamental tomar conciencia de que no solo podemos enfermarnos
nosotros, sino también contagiar a personas más vulnerables que no pueden
recibir las vacunas por tener contraindicaciones para su aplicación”.
De acuerdo a lo expuesto por la misma cartera, “en la
Argentina, gracias a una correcta vacunación, ya no se registran casos
autóctonos de sarampión desde el año 2000 y de rubéola congénita desde 2009”.
Recuerda, además, que “el último caso de poliomielitis fue en 1984, de difteria
en 2006, de tétanos neonatal en 2007 y se redujo en más del 96% los casos de
trasplante hepáticos por el virus de la hepatitis A”.
“Son estos mismos logros los que hacen fundamental a la
vacunación como política de Estado”, subraya el ministerio.
Se hace hincapié en el respeto de los calendarios en niños,
embarazadas y adultos mayores, porque integran grupos de riesgo, aunque la
obligatoriedad de vacunarse incluye otras etapas de la vida para protegerse
“contra diversas enfermedades”, y que por este motivo es importante realizar la
consulta al médico de cabecera sobre las dosis que pueden necesitarse.
Calendario oficial de vacunación
El cronograma dispuesto por el Estado contempla la
vacunación ya desde el embarazo, para “brindar protección a la madre y al bebé
mediante el pasaje de anticuerpos a través de la placenta”. Y las vacunas son
las siguientes:
Triple bacteriana acelular: una dosis en cada embarazo,
después de la semana de 20 de gestación.
Antigripal: una dosis, en cualquier trimestre de la
gestación. En caso de no haberla recibido en el embarazo aplicar una dosis,
hasta 10 días posteriores al parto.
Los recién nacidos, en particular los lactantes, deben ser
vacunados porque “son más susceptibles a contraer enfermedades”. Y tienen que
recibir las siguientes dosis:
Hepatitis B: una dosis neonatal, dentro de las primeras 12
horas de vida.
Tuberculosis (BCG): única dosis, antes de abandonar la
maternidad en el centro asistencial en que fueron dados a luz.
El cronograma más amplio se halla antes de cumplirse el
primer año de vida, con siete instancias de vacunación. A saber:
A los 2 meses:
Neumococo conjugada: primera dosis.
Poliomielitis: primera dosis: con Salk.
Quíntuple pentavalente: primera dosis.
Rotavirus: primera dosis.
A los 3 meses:
Meningococo: primera dosis.
A los 4 meses:
Neumococo conjugada: segunda dosis.
Poliomielitis: segunda dosis: con Salk.
Quíntuple Pentavalente: segunda dosis.
Rotavirus: segunda dosis.
A los 5 meses:
Meningococo: segunda dosis.
A los 6 meses:
Poliomielitis: tercera dosis con Sabin.
Quíntuple Pentavalente: tercera dosis.
Entre los 6 y los 24 meses:
Gripe: dos dosis, con un intervalo mínimo de cuatro semanas
entre la primera y la segunda. Los menores de 24 meses que hubieran recibido
dos dosis de vacuna antigripal anteriormente, deberán recibir solo una dosis.
A los 12 meses:
Neumococo conjugada: refuerzo de dosis.
Hepatitis A: única dosis.
Triple viral: primera dosis.
También es de vital importancia la grilla de vacunación
prevista hasta los dos años de vida, con muchos refuerzos obligatorios de
aquellas que fueron suministradas anteriormente:
Entre los 6 y 24 meses:
Gripe: dos dosis, con un intervalo mínimo de 4 semanas entre
la primera y la segunda. Los menores de 24 meses que hubieran recibido dos
dosis de vacuna antigripal anteriormente, deberán recibir sol una dosis.
A los 15 meses:
Meningococo: refuerzo.
Varicela: única dosis.
Entre los 15 y los 18 meses:
Poliomielitis: primer refuerzo con Sabin.
Cuádruple o quíntuple pentavalente: refuerzo de dosis.
A los 18 meses:
Fiebre amarilla: primera dosis, solo para niños y niñas que
viven en zonas de riesgo.
La siguiente etapa se prevé entre los cinco y seis años de
edad, ya que el ingreso escolar es una etapa de la vida para recibir refuerzos
y completar esquemas.
Poliomielitis: segundo refuerzo con OPV.
Triple viral SRP: segunda dosis.
Triple bacteriana celular: una dosis.
Seguidamente, a los 11 años se afronta una instancia en la
que debe reforzarse la protección de las vacunas de la infancia y comenzar a
prevenir enfermedades propias de la edad.
VPH (Virus del Papiloma Humano): primera y segunda dosis
separadas por un intervalo de 6 meses.
Meningococo: una única dosis.
Hepatitis B: iniciar o completar esquemas (3 dosis) Triple
bacteriana acelular: una única dosis.
Fiebre amarilla: refuerzo: 11 años para chicas y chicos que
residen en zonas de riesgo.
El Ministerio de Salud aclara además que “los adolescentes
que no hayan recibido dos dosis de Triple viral después del año de vida, deben
iniciar o completar esquema de dos dosis”.
Entre la adolescencia y la adultez también hay un esquema
que respetar para recibir refuerzos de vacunas ya aplicadas, brindar protección
contra otras enfermedades así como completar esquemas.
Doble bacteriana: una dosis cada 10 años.
Doble o triple viral: toda persona a partir de los cinco
años debe acreditar dos dosis de vacuna con componente antisarampionoso. Las
personas nacidas antes del año 1965 se consideran inmunes.
Hepatitis B: desde 2012 es obligatoria para todas las
personas de cualquier edad. Las personas no vacunadas deberán iniciar el
esquema de vacunación de tres dosis. En el caso de haber recibido alguna dosis
previa, completar con las dosis que falten.
Antigripal: una dosis anual para los jóvenes y adultos con
enfermedades crónicas. Se requiere orden médica.
Fiebre Hemorrágica Argentina: exclusiva zonas de riesgo.
Finalmente, los adultos mayores de 65 años, como grupo de
riesgo, tienen que continuar con los refuerzos de vacunas ya aplicadas,
completar esquemas y proteger contra gripe y neumococo, principales causas de
complicaciones en esta etapa de la vida.
Gripe: una dosis anual.
Vacunación secuencial contra neumococo conjugada: esquema
secuencial de dos vacunas (vacuna conjugada 13 valente y polisacárida 23
valente).
Dónde vacunarse
El Calendario Nacional de Vacunación se puede cumplir, de
forma gratuita, en vacunatorios, centros de salud de cercanía y hospitales
públicos de todo el país. Y en todos los casos, su aplicación no requiere de
orden médica.
Cada persona dispone de un carnet de vacunación, documento
indispensable para realizar el seguimiento del cronograma y su cumplimiento en
los tiempos exigidos por las autoridades.
“Cada nueva aplicación debe ser registrada en el mismo por
parte del personal de salud interviniente en el acto de vacunación, en función
de: dejar constancia escrita de la vacuna aplicada, generar el historial de
vacunación del individuo y facilitar la identificación de los esquemas
incompletos”, explica el Ministerio de Salud.
Se aconseja no sólo tenerlo guardado en un lugar seguro,
sino también realizar una fotocopia de respaldo ante la posibilidad de perder
el original. Y confirmar, ante cada vacunación, que el profesional
interviniente registre la dosis aplicada en el carnet.
Además, se aclara que “la vacuna contra la fiebre amarilla
debe ser registrada en el Certificado Internacional de Vacunación”, y que dicho
documento es “válido durante toda la vida del titular por lo que no se requiere
volver a vacunar”.
Qué protección dan las vacunas
Hay vacunas de fácil identificación, que sólo por el nombre
se reconoce la protección de las enfermedades que están brindando. Entre ellas
están las que inmunizan contra la Gripe, las Hepatitis A y B, la Tuberculosis,
el Neumococo, la Poliomielitis, el Rotavirus, el Meningococo, la Varicela, el
Virus del Papiloma Humano y la Fiebre Amarilla.
Pero también hay vacunas que ofrecen protección contra
múltiples enfermedades. La triple bacteriana acelular ataca a la difteria, el
tétanos y la tos convulsa o coqueluche.
La Quíntuple o Pentavalente DTB -HB – Hib inmuniza contra la
difteria, el tétanos, la tos convulsa o coqueluche, el haemophilus influenzae
tipo b (Hib) y la hepatitis B.
La Triple viral protege contra el sarampión, la rubéola y
las paperas o parotiditis. Mientras que la Cuádruple o quíntuple pentavalente
lo hace contra la difteria, el tétanos, la tos convulsa o coqueluche, el haemophilus
influenzae tipo b (Hib) y la hepatitis B.
Fuente: Clarín con información del Ministerio de Salud