La práctica médica a través de Internet puede dar lugar a
diagnósticos y tratamientos más rápidos, aumentar la eficiencia de la atención
y reducir el estrés del paciente.
Un aspecto positivo en materia de salud que ha surgido de
la crisis del coronavirus es la incorporación de la telemedicina a la atención
médica de rutina.
Echando mano de tecnología y dispositivos que la mayoría de
la gente tiene, las consultas médicas vía Internet pueden resultar en
diagnósticos y tratamientos más veloces, aumentar la eficiencia de los cuidados
y reducir el estrés en los pacientes.
Sin tener que trasladarse a un consultorio médico, los
pacientes pueden hacer que un profesional médico los “vea” muchas dolencias vía
computadora, tablet o teléfono inteligente y que les recete tratamiento.
“La telemedicina definitivamente será parte del futuro de la
medicina”, dijo Emil Baccash, un geriatra en Nueva York quien estableció acceso
remoto para sus pacientes cuando el Covid-19 azotó esa Ciudad.
Desde hace dos meses, mientras el coronavirus ha asolado
muchas comunidades, la mayoría de los pacientes no ha podido o no ha querido
buscar atención en persona. Aún si alguien puede acudir a un consultorio
médico, ¿quién quiere estar sentado en una sala de espera donde otros pacientes
podrían transmitir la infección?
Sin embargo, con una computadora, tablet o smartphone, los
pacientes pueden mostrar sin riesgo diversas partes de su cuerpo a un
examinador quien luego puede recomendar tratamiento u ordenar un examen o
receta que puede ser entregada al domicilio del paciente por la farmacia más
cercana.
“Hay algunos pacientes, sobre todo adultos mayores, que no
pueden salir de casa”, señaló Baccash, quien aún hace consultas a domicilio
cuando es necesario.
“Puedo hablar con ellos y ver su problema en mi computadora,
tomar una foto, por ejemplo, de una infección en la pierna e ingresarla
directamente a su expediente médico. Si se necesita un examen de sangre, puedo
hacer que un técnico de laboratorio vaya a la casa del paciente”.
Incluso se puede tomar una radiografía en casa con una
máquina portátil que puede manipular imágenes digitalmente, apuntó.
“En la Facultad de Medicina, aprendemos que tomar un
historial médico te brinda el 90 por ciento de la información que necesitas,
con el 10 por ciento restante proviniendo del examen físico”, dijo Baccash. “Si
hablas con los pacientes el tiempo suficiente, te dirán qué les sucede, por lo
cual la telemedicina puede ser tan útil —obtenemos la mayoría de la información
que necesitamos de hablar con y escuchar a los pacientes. Y los pacientes se
sienten más relajados y menos apresurados en su propia casa”.
La telemedicina también puede brindar un acceso médico fácil
a pacientes que viven en zonas rurales. Podría no ser necesario acudir a una
cita médica en persona para muchos problemas comunes o atención de seguimiento.
Para los millones con enfermedades crónicas, la telemedicina
podría incorporar el uso de sensores corporales mediante los cuales podrían
monitorearse a distancia los cambios en la salud de un paciente.
En pacientes infectados con el virus de hepatitis C, la
reacción a tratamiento proporcionado vía llamadas de videoconferencia ha sido
igual de buena o mejor que entre pacientes que reciben tratamiento en persona,
reportan investigadores que estudian males hepáticos crónicos.
Sin embargo, independientemente de lo exhaustivas que puedan
ser tales consultas, enfatizó Baccash, “no hay nada como ver a un paciente y
examinarlo físicamente. De lo contrario, se te pueden pasar muchas cosas”.
Entre los ejemplos que dio figuran una bolita en el seno, un
soplo cardíaco o un tumor en el abdomen.
Fuente: © 2020 The New York Times